Por lo menos 30,000 trabajadores de escuelas públicas en Los Ángeles iniciarán el martes próximo una huelga de tres días y otros 35,000 maestros, psicólogos y asesores estudiantiles les van a apoyar. Los une el mismo problema: los dos gremios coinciden en demandas de contrato colectivo, aumentos salariales y mejores condiciones laborales.
La medida impacta al segundo distrito escolar más grande del país después de Nueva York. A las escuelas públicas de Los Ángeles asisten por lo menos 565,000 alumnos, de acuerdo con cifras oficiales.
La huelga será del martes 21 de marzo al jueves 24, con opción de repetirse si fuera necesario para presionar por negociaciones y acuerdos, según dijeron fuentes de trabajadores y de respaldo de maestros.
"La situación ya es insostenible", dijo a LPO el dirigente sindical que representa a decenas de miles de trabajadores, Max Arias. "Nosotros somos los trabajadores responsables de todas las actividades y operaciones de campo de las escuelas; somos los conductores de camiones, los encargados de preparar los alimentos para los estudiantes, quienes tenemos las escuelas limpias, entre otras tareas, y lo que nos pagan es muy poco", dijo Arias.
La medida de fuerza genera un dolor de cabeza para la alcaldesa afroamericana Karen Bass. El salario promedio de los trabajadores de escuelas es de unos $25,000 anuales, mientras que el nivel de pobreza oficial en el condado de Los Ángeles para una familia de cuatro personas es de $39,700 anuales.
El dirigente sindical explicó que la mayoría de los trabajadores de escuelas son mujeres latinas, en un 70 por ciento, y el resto, afroamericanas, en 20 por ciento. Todas carecen de contrato colectivo desde hace tres años.
Arias, presidente del Sindicato Internacional de Trabajadores de Servicios (SEIU) Local 99 en Los Ángeles explicó que están trabajando con el 50 por ciento del personal que se necesita. "Eso quiere decir que con la mitad de los trabajadores cubrimos el cien por ciento del trabajo y cada uno de nosotros trabaja al doble", afirmó.
A ese cuadro, ya de por sí preocupante, se suma un problema adicional. Hoy resulta difícil que el distrito escolar contrate más personal porque los salarios que ofrece son tan bajos que los posibles candidatos prefieren buscar otros empleos.
En contraste en la manifestación en la que se anunció la huelga de tres días o paro de labores, varias pancartas comparaban los salarios del presidente Joe Biden de $400,000 anuales, del gobernador Gavin Newsom de $224,000, y del superintendente (secretario) escolar de Los Ángeles, Alberto Carvalho de $440,000 dólares anuales.
Tanto maestros como trabajadores denunciaron que el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) tiene una reserva de $4,800 millones de dólares, aparte del presupuesto que usa para operaciones cotidianas.
Ese capital, que podría solucionar muchas de las demandas de ambos gremios, el distrito escolar lo tiene reservado para hacer frente a alguna situación imprevista. "No entendemos qué espera que suceda, cuando la crisis la hemos tenido desde hace tiempo", dijo el líder sindical.
Aunque el gremio de profesores explicó con claridad que no va a la huelga, sí apoya a los trabajadores porque ambos grupos coinciden en le demandas. Los dos gremios trabajan sin contratos colectivos desde el 2019.
La respuesta del superintendente Carvalho ha sido la de llamar al sindicato SEIU 99 y a los maestros a nuevas negociaciones y enviar a los padres de familia un mensaje escrito en el que les pide hablar con las administraciones de las escuelas de sus hijos para informarse. El funcionario dijo sentirse preocupado por la interrupción en la educación de los menores durante la huelga.
Sin embargo, una maestra de educación especial que habló con LPO, Val Garay, platicó condiciones de trabajo que realmente impactan la preparación de los niños. "La escuela cancela cursos y ahora tengo 16 estudiantes de educación especial, todos con distintas discapacidades, de diversas edades y de tres distintos grados académicos, del tercero al quinto grado. En estas condiciones, es muy difícil educarlos y ayudarles a salir adelante", explicó la profesora.
Garay carece de asistente por las mismas razones de que los salarios que se ofrecen son tan bajos, que resultan poco atractivos. De hecho, de acuerdo con la maestra, el último aumento de salario que tuvieron fue en el 2019, de aproximadamente 6% y sin ningún otro incremento durante los largos meses de pandemia que derivaron en la inflación más alta de los últimos 40 años.
"Para que los ingresos nos alcancen, nosotros tuvimos que mudarnos. Ahora manejo más de una hora para trabajar, pero era la única forma de ahorrar por lo menos un poco en vivienda, aunque ahora gasto más en gasolina", dijo la profesora.
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