Silenciosamente, Joe Biden está logrando algo que enfurecerá al ala más progresista del Partido Demócrata y a los extremistas del cambio climático: su gobierno está haciendo que Estados Unidos logre un récord mundial de producción de crudo llegando a los 13,3 millones de barriles por dÃa durante el cuarto trimestre de este año. Eso está justo por encima del récord de 13,1 millones de la era de Donald Trump de principios de 2020, justo antes de que la crisis de Covid-19 hiciera caer la producción y los precios.
Según un informe de S&P Global Commodity Insights, el mes pasado la producción semanal de petróleo de Estados Unidos alcanzó los 13,2 millones de barriles por dÃa. Y eso fue vital para mantener controlados los precios del crudo y la gasolina.
Es más: la producción estadounidense encabezada por los perforadores de petróleo en Texas y la Cuenca Pérmica de Nuevo México es tan fuerte que está enviando suministros al extranjero. Estados Unidos está exportando la misma cantidad de petróleo crudo, productos refinados y lÃquidos de gas natural que producen Arabia Saudita o Rusia, según S&P. O sea, actualmente el gobierno de Biden está produciendo más crudo que cualquier otro paÃs en el mundo.
Para el demócrata, fue una necesidad polÃtica. En medio de la disparada de los precios por la guerra en Ucrania y luego de lanzar todo el stock de barriles que ya tenÃa producido el paÃs (las famosas reservas petroleras que quedaron en mÃnimo), empezó a incentivar la producción para calmar los precios y el malestar de la sociedad. Después de coquetear con los $100 el barril a principios de este año, desde entonces el crudo ha vuelto a caer al rango de 70 a 75 dólares.
El petróleo estadounidense se cotiza por debajo de los $74 el barril, muy por debajo de donde estaba cuando Hamas atacó a Israel el 7 de octubre. AsÃ, los precios de la gasolina que se acercaron al nivel psicológico de $4 por galón en septiembre, empezaron a ceder. El promedio por un galón de gasolina regular a nivel nacional está en 3,08 dólares el galón según la AAA.
La producción récord de Biden no le sirvió para acallar las crÃticas de la oposición por su "fallida" polÃtica energética. "Desafortunadamente, esta administración continúa aplicando polÃticas diseñadas para limitar el acceso a nueva producción, sobre todo en tierras y aguas federales. El mundo seguirá demandando más energÃa, no menos, e instamos a los formuladores de polÃticas a reconocer el papel que la producción de energÃa estadounidense puede desempeñar como fuerza estabilizadora para los consumidores aquà en casa y en todo el mundo", dijo el vicepresidente senior de PolÃtica y EconomÃa del American Petroleum Institute y Asuntos Regulatorios Dustin Meyer.
En septiembre, el subcomité de EnergÃa y Recursos Minerales de la Cámara habÃa lanzado una audiencia titulada con el lema "La guerra de Biden contra la energÃa nacional amenaza a todos los estadounidenses". Y el senador republicano Dan Sullivan advirtió en un discurso que la guerra contra la energÃa de la administración Biden es un "regalo para nuestros adversarios".
No solo Biden recibe las obvias crÃticas de los republicanos, sino de varios partidarios afines como la corriente ecologista que reclama por el cambio climático. En ese grupo está la mediática demócrata Alexandria Ocasio Cortez que en septiembre pasado lideró una marcha en Nueva York que tuvo reclamos explÃcitos a la polÃtica de la Casa Blanca.
AllÃ, los manifestantes exigieron que Biden, las Naciones Unidas y las corporaciones detengan las aprobaciones federales para proyectos de combustibles fósiles, eliminen gradualmente las perforaciones en terrenos públicos y detengan las inversiones en energÃa sucia en el extranjero.
Los activistas están tratando de presionar a "intereses financieros y polÃticos creados para que controlen la producción de combustibles fósiles", supuestamente la causa principal del cambio climático. Los grupos ambientalistas tradicionalmente se han basado en una combinación de presión para lograr cambios desde afuera y reformar los organismos financieros y gubernamentales desde adentro, y las protestas son solo una parte de la organización que luego promulga la polÃtica climática.
Las demandas incluyen a Biden. Piden que elimine gradualmente la extracción de petróleo y gas en tierras públicas, rechace permisos para nuevas infraestructuras de combustibles fósiles y detenga las exportaciones de petróleo y gas. Muchas de estas demandas son difÃciles de cumplir, no sólo por razones polÃticas sino también porque las prácticas de arrendamiento del gobierno probablemente requerirÃan que el Congreso cambiara.
Lo cierto es que el presidente tiene otras prioridades que complacer los pedidos de los activistas. Si bien su administración aprobó una histórica ley climática, la Casa Blanca no está deteniendo la expansión de los combustibles fósiles. El último ejemplo de que el gobierno demócrata le da la espalda al a causa ambiental es la creación del Cuerpo Civil de Conservación, un programa de empleos verdes inspirado en el New Deal original.
La economÃa de energÃa limpia puede ganar puntos polÃticos, pero significa poco para el cambio climático si la industria de los combustibles fósiles continúa expandiéndose. De hecho, el petróleo y el gas se están expandiendo, a pesar de los compromisos de Estados Unidos sobre el cambio climático. Las compañÃas petroleras están planeando nuevas y grandes expansiones en tierras públicas, incluido el Proyecto Willow de ConocoPhillips en Alaska.
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