
Cuando entraba a la Corte federal de Manhattan de la mano de su esposa Nadine, un manifestante le gritó "renunciá". El senador de Nueva Jersey Robert "Bob" Menéndez no lo hará. Este veterano demócrata se acaba de declarar inocente por los cargos de soborno. Menéndez además anunció, primero en inglés y después en español, que dará la "mayor batalla" de su carrera para limpiar su nombre.
La acusación contra este hijo de cubanos es densa y sumamente incómoda para la administración demócrata. La comparación con los expedientes que se multiplican en contra de Donald Trump se volvieron inevitables. Un allanamiento en la casa del senador dio con unos 480.000 dólares en efectivo escondidos entre la ropa y en una caja fuerte, según reveló la fiscalÃa federal del distrito sur de Nueva York. Al ser procesado, Menéndez dio un paso al costado de la presidencia del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, pero se negó a dejar su banca.
Desde ese puesto clave en la polÃtica exterior de los Estados Unidos, el demócrata se convirtió en una suerte de canciller en los hechos. Tejió alianzas y designó adversarios globales, a los que no les tuvo clemencia. Cuba, Venezuela, Irán y hasta Argentina en tiempos de gobierno de Cristina Kirchner se volvieron paÃses enemigos de su mapa polÃtico. Con el actual ministro de EconomÃa y candidato presidencial peronista Sergio Massa, en cambio, alcanzó una relación de afinidad estratégica y personal.
"Estados Unidos es un paÃs. Yo me llevo bien con dirigentes y funcionarios de ese paÃs desde hace 20 años. Ese vÃnculo arranca hace muchos años, que nos invitan a dirigentes jóvenes a unas jornadas. A Bob Menéndez lo conocà por temas de tratamiento de agua cuando estaba en Tigre", recordó Massa dÃas atrás en una entrevista.
Durante su cruzada internacionalista, Menéndez coincidió y se asoció con algunos republicanos, como el senador de Florida Marco Rubio, también de raÃces cubanas.
Pese a pertenecer al Partido Demócrata, la condición de halcón de Menendez lo acercó a los dirigentes más conservadores. Especialmente, en polÃtica exterior. Esa construcción ideológica transversal se evidenció en las últimas horas. En la mala, el senador de 69 años recibió el respaldo de un grupo de republicanos. Menéndez es congresista desde hace 30 años: 17 como senador y, antes, 13 en la Cámara de Representantes.
"En Estados Unidos la culpabilidad es decidida por un jurado, no por polÃticos por temor a que su partido pierda un escaño en el Senado", lo apoyó Marco Rubio. El republicano de Florida rechaza la presión demócrata para que Menéndez deje su banca y sea reemplazado, en un contexto de polarización y empantanamiento en el Congreso.
"El Senador Menéndez tiene derecho a llevar las pruebas a los tribunales, como cualquier otro ciudadano. Deben ser juzgados por los jurados y los votantes de Nueva Jersey, no por los polÃticos demócratas que ahora lo ven como un inconveniente para su control del poder", se sumó el senador Tom Cotton, republicano por Arkansas.
La actitud opositora encierra una estrategia y un beneficiario indirecto: Donald Trump. Para los republicanos resultarÃa contradictorio exigir el sacrificio polÃtico de Menéndez y, al mismo tiempo, reclamar indulgencia frente a los procesamientos contra el expresidente.
En la vereda demócrata, en cambio, más de la mitad de los senadores azules le pidieron a Menéndez que se corriera. Lo que empezó por goteo se convirtió en un clamor de fuego amigo.
"No se trata de él, se trata del control de ese escaño y del Senado, y tenemos a nuestros colegas en contiendas difÃciles en este momento para mantener esa mayorÃa", opinó el senador John Fetterman, demócrata por Pensilvania.
Pero el sentido a priori contradictorio de las reacciones va más allá del paralelo con Trump y de la preocupación por el control del Senado.
El ala izquierda de los demócratas se apuró en reclamar la renuncia de Menendez. La congresista de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez fue una de las más duras. "La situación es bastante desafortunada, pero creo que es en el mejor interés del senador Menéndez renunciar en este momento", dijo ante CBS.
La latina Ocasio-Cortez agregó que "los detalles de esta acusación son extremadamente serios". Incluso desmintió que la acusación encerrara un sesgo en contra del origen hispano de Menendez, algo que el propio senador sugirió para minimizar la denuncia. "Creo que lo que está aquà en esta acusación es bastante claro", afirmó.
Los polÃticos más conspiranoicos sospechan de la avanzada judicial contra Menéndez. Y culpan a Joe Biden por la caÃda en desgracia de un demócrata parecido a los republicanos en asuntos externos. "Una persona como Bob no es acusada de semejante forma sin que haya un beneplácito de más arriba", asegura ante LPO un consultor republicano. "Y justo las acusaciones afectan a un demócrata que discrepa con el gobierno en temas como Venezuela, Cuba e Irán. Lo están entregando", concluye el asesor de perfil trumpista.
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