Otro triunfo arrollador de Donald Trump en las internas republicanas dispararon especulaciones acerca de lo que podrían ser las Trumponomics 2.0. Varios de los principales editorialistas de los medios especializados (The Wall Street Journal y Bloomberg, por citar algunos) ya hablan de lo que sería la agenda económica del candidato en caso de volver al poder (algo que muchos dan como un hecho). Lo que sobresale en la superficie, incluso según varios bancos de inversión que se sumaron a la ola de especulaciones, es una potencial "guerra comercial" de Estados Unidos con el principal importador como es China. Esto, principalmente porque se da como un hecho de que Trump, tal como avisó en septiembre del año pasado, de ser presidente impulsará una suba de impuestos a las importaciones de todos bienes del 10%.

La idea que deslizó el ex presidente era que aumentando el impuesto a las importaciones podría triplicar el ingreso del gobierno además de apuntalar la producción interna estadounidense. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, salió a cruzarlo y dijo que el plan "aumentaría el costo de una amplia variedad de bienes de los que dependen las empresas y los consumidores estadounidenses".

Trump aplastó en New Hampshire a Nikki Haley, que se resiste a tirar la toallaEn el sector privado también se empezaron a atajar de esta idea de Trump. La Tax Foundation sostuvo que un arancel de este tipo aumentaría efectivamente los impuestos a los consumidores estadounidenses en más de $300.000 millones al año, además de desencadenar aumentos de impuestos en represalia por parte de los socios comerciales internacionales sobre las exportaciones estadounidenses. Y el Foro de Acción Estadounidense, que es de centroderecha, estimó que en el supuesto de que los socios comerciales tomarían represalias, habría una disminución del 0,31% ($62.000 millones) del PBI estadounidense, empeorando la situación de los consumidores y disminuyendo el bienestar en $123,3 mil millones. 

Trump está hablando de romper el sistema global por las buenas o por las malas para básicamente reindustrializar a los EE.UU. de una manera neohamiltoniana, poniendo una barrera entre ellos y el resto del mundo para que sea barato producir en el país

Xi Jinping, presidente de China

AP

"Trump no está hablando de un arancel del 10% sólo porque es un arancel del 10%. Está hablando de romper estructuralmente el sistema global por las buenas o por las malas para básicamente reindustrializar a los EE.UU. de una manera neohamiltoniana, que es como los EE.UU. se industrializaron originalmente, poniendo una barrera entre ellos y el resto del mundo para que sea barato producir en el país y es más caro de producir en otros lugares si se importa a Estados Unidos", explicó Michael Every, estratega global de Rabobank a CNBC. 

Trump planteó el arancel del 10% durante una entrevista el año pasado con Larry Kudlow de Fox Business, su ex asesor económico de la Casa Blanca, diciendo que "es una cantidad enorme de dinero". "No va a parar el negocio porque no es mucho", afirmó, "pero es suficiente para que realmente ganemos mucho dinero", sostuvo. 

Durante su primer mandato, Trump desencadenó una guerra comercial con China al imponer unilateralmente aranceles por valor de $250 mil millones a bienes importados de China, que la AAF estimó que han costado a los estadounidenses $195 mil millones adicionales desde 2018. China respondió con sus propios aranceles a los productos estadounidenses, y Trump también impuso aranceles a las importaciones de acero y aluminio de la mayoría de los países, incluidos muchos de los mayores aliados de Washington.

Si bien algunos dudan de que Trump, de ser electo presidente, pueda mantener esa idea, la idea con la que trabaja el mundo económico es que algo de eso finalmente habrá. Greg Ip, el editorialista estrella de The Wall Street Journal, dice que el expresidente se postula basándose en su historial económico, pero su próximo mandato incluirá una agenda diferente. Sin embargo, la resume así: "Menos viento de cola fiscal, más agitación comercial". 

Greg Ip, editorialista de The Wall Street Journal

CNBC

"Muchos votantes están dispuestos a darle a Donald Trump, el presunto candidato republicano a la presidencia, un segundo mandato por una simple razón: creen que manejó la economía mejor que el presidente Biden. Pero la agenda económica que Trump traería a un segundo mandato será muy diferente a la del primero. Entonces, como ahora, la convicción económica más fuerte de Trump es el proteccionismo. Sin embargo, en su primer mandato, eso se vio ensombrecido por una amplia reforma fiscal que los aliados republicanos lograron en el Congreso", señaló Ip. 

La Tax Foundation sostuvo que un arancel de este tipo aumentaría los impuestos a los consumidores estadounidenses en más de $300.000 millones al año, además de desencadenar aumentos de impuestos en represalia sobre las exportaciones estadounidenses

Y la agencia Bloomberg, también una especie de "biblia" para el mundo financiero, le dedicó amplia cobertura a las Trumponomics luego de los triunfos del republicano en las internas. Esto es así porque la economía es, hoy, un problema que Joe Biden no puede resolver. ETodas las encuestas muestran que los votantes confían abrumadoramente más en el ex presidente republicano que en el actual demócrata para manejar los asuntos económicos.

Incluso, una encuesta de Bloomberg News/Morning Consult de diciembre pasado hizo que los votantes de siete estados importantes expresaran más confianza en la capacidad de Trump para abordar una amplia gama de cuestiones de bolsillo, incluidas la vivienda, las tasas de interés y la inflación, además de equilibrar el presupuesto. Stephen Moore, asesor informal de Trump y miembro de la Heritage Foundation, dice que la inflación y el estado de la clase media estarán entre las principales líneas de ataque de Trump contra Biden en 2024. "Se trata de: '¿Estás mejor que hace cuatro años?' Ese se perfila como uno de los temas principales de su campaña", dice Moore.