En el primer caso de su tipo, una corte federal en San Diego sentenció a tres militares involucrados en el tráfico de drogas, entre ellas el fentanilo. Según informó la fiscalÃa federal, los soldados asignados a una base aeronaval en San Diego, California, utilizaban vehÃculos particulares arreglados para cruzar la frontera con droga escondida.
Los cargos no especificaron las cantidades de drogas y evitaron identificar el modelo de vehÃculo que usaban los ahora ex militares, pero la fiscalÃa informó que eran parte activa de las maniobras delictivas. "Conspiraron para distribuir sustancias controladas, incluidas heroÃna, metanfetamina, cocaÃna y fentanilo, e importar fentanilo a Estados Unidos desde México", afirmó la sentencia.
De acuerdo con documentos de la corte a los que LPO tuvo acceso, los marines utilizaban modelos especÃficos de automóviles con un compartimento de motor único que usaban para ocultar e importar drogas.
El caso tiene una repercusión indudable en un tema de absoluta actualidad que enfrenta a los gobiernos de Estados Unidos y México. Por un lado, porque los condenados son tres militares latinos, nacidos en suelo estadounidense. La condena se conoce en momentos en que, tal como viene contando LPO, destacados exponentes del Partido Republicano apuntan contra los cárteles mexicanos y reclaman una intervención de la administración Biden en territorio mexicano. Desde el ex secretario de Estado Mike Pompeo hasta la congresista y mano derecha de Donald Trump, Marjorie Taylor Greene, pasando por el senador republicano Lindsey Graham, todos presionan por lo mismo. La ofensiva republicana dio paso a la replica encendida y permanente del presidente de México Andrés Manuel López Obrador.
La Corte de California confirmó que el tráfico lo coordinaba Roberto Salazar, un militar estadounidense de 26 años de edad, de San Diego. Participaban como cómplices suyos los también militares José Ernesto López, de 26 años, y Juan Carlos Zepeda, de 40 años.
Los documentos dicen que Salazar pagaba a los otros dos soldados $2,000 dólares en efectivo por cada ocasión en que cruzaban la frontera con las drogas en los vehÃculos.
También esta es la primera vez que se menciona que el tráfico de drogas a través de la frontera se oculta dentro de motores de vehÃculos. Los datos del caso son consistentes con declaraciones del Departamento de Seguridad acerca de que más del 90 por ciento de las incautaciones de fentanilo que realizan las autoridades se registran en los puertos de entrada o garitas en la frontera, y que más del 80 por ciento de los detenidos son ciudadanos estadunidenses.
Salazar fue arrestado en marzo del año pasado cuando cruzaba la frontera en un vehÃculo en que escondÃa drogas que planeaba llevar hasta Las Vegas, en el estado de Nevada. Tras su detención, dio a conocer los nombres de sus dos cómplices y las autoridades los localizaron. Cuando lo iban a atrapar, José Ernesto López abandonó un kilogramo de heroÃna en un comercio de San Diego para deshacerse de las evidencias, pero su intento quedó grabado por las cámaras de seguridad.
En cuanto se presentaron pruebas, el Departamento de Defensa dio a los tres soldados de baja sin honores como infantes de marina. Todos se declararon culpables de cargos de conspiración para distribuir heroÃna, metanfetamina, cocaÃna y fentanilo. Al aceptar los cargos, consiguieron reducir sus condenas porque inicialmente enfrentaban una potencial sentencia de cadena perpetua.
La corte sentenció a Roberto Salazar a 177 meses de prisión -casi 15 años de cárcel-, a José Ernesto López a 70 meses y a Juan Carlos Zepeda a 33 meses, con base en las actividades de narcotráfico que realizó cada uno de ellos.
El fiscal federal Randy Grossman declaró a la prensa que el caso sienta un precedente histórico. "Involucró a un infante de marina que se suponÃa que debÃa proteger y defender a nuestro paÃs, pero en cambio causó un gran daño a los estadounidenses al traficar fentanilo y otras drogas peligrosas", dijo.
El fiscal Grossman dijo que Salazar también traicionó su solemne juramento al reclutar a otros marines para que hicieran lo mismo. "Al rendir cuentas Salazar por sus crÃmenes, hemos desmantelado otro eslabón más en la cadena de suministro de los narcóticos mortales que están matando indiscriminadamente a miembros de nuestra comunidad", aseguró.
Debido a que los implicados eran militares de una base aeronaval, en las averiguaciones participó la oficina de Servicios de Investigaciones Criminales de la Naval (NCIS).
El director regional de la oficina de campo del NCIS, Todd Batagglia, declaró en el mismo sentido que Grossman. "El señor y sus cómplices traicionaron su juramento al cuerpo de marina y representaron una amenaza significativa para nuestra seguridad nacional, al participar en una operación ilegal para contrabandear fentanilo a los Estados Unidos", afirmó. Hasta ahora se desconoce si la NCIS investiga a otros militares involucrados en situaciones similares.
La distancia entre la base en la que se desempeñaban los militares y la frontera es de apenas unos 50 kilómetros. La ciudad de Tijuana, desde donde los soldados cruzaban con drogas a través de la frontera mexicana, es un popular destino para militares estadounidenses en sus dÃas libres.
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En San Diego llevan ante la Justicia un nuevo acusado de tráfico de fentanilo cada siete horas
