Las elecciones en Castilla y León dejaron una gran foto de portada, compartida por la mayorÃa de los analistas polÃticos: el triunfazo de la ultraderecha, el estancamiento del PP, el retroceso de la izquierda, la definitiva extinción de Ciudadanos y el avance de los partidos regionalistas.
Pero esta foto en bloque de ganadores y perdedores tiene muchos rostros. Uno de ellos, el de Pablo Casado, el lÃder del Partido Popular. Su figura, en clave nacional, es la que sale más golpeada por las urnas autonómicas. Repasemos.
Casado fue el ideólogo de adelantar las elecciones en Castilla y León. "Podemos sacarnos a Ciudadanos de encima y aspirar a la mayorÃa absoluta", vaticinó en los pasillos de Génova a finales del año pasado. Alfonso Fernández Mañueco le hizo caso y disolvió las Cortes (20 de diciembre).
El PP gana en Castilla y León pero depende de Vox para gobernar
La estrategia, según Casado, era de "win-win", como se conoce en el marketing al plan en el que todo es beneficio: más apoyo popular, gobierno propio sin la atadura de ningún socio, fortalecimiento de su figura y fuerte impulso para el partido de cara a los próximos comicios, tanto regionales como nacionales.
Sin embargo, nada salió según lo previsto. El PP se quedó muy lejos de la mayorÃa absoluta. Fue el partido más votado, sÃ. Y sumó dos escaños respecto al 2019, innegable. Pero perdió 53 mil votos e hizo crecer, de forma exponencial, a un socio -aún más incómodo- que, hasta este domingo, estaba envalentonado pero agazapado.
A Ciudadanos, por la dispar correlación de fuerzas, el PP lo podÃa ningunear y "pisotear". A Vox, su nuevo socio (no parece haber otro pacto posible para gobernar), va a tener que respetarlo. Por necesidad (formar un Ejecutivo) y por realidad: una correlación de fuerzas equilibradas. El PP tiene la mayorÃa de los procuradores, pero Vox tiene un envión polÃtico del que va a querer sacar tajada.
El PP se prepara para el escenario menos deseado en Castilla y León: un pacto de gobierno con Vox
No en vano, a minutos de finalizar el escrutinio, el lÃder de la ultraderecha, Santiago Abascal, exigió la vicepresidencia en Castilla y León. La respuesta de Mañueco (Casado) fue que el PP "va a negociar con todos los partidos", en un manotazo de ahogado para presionar al Psoe y la izquierda.
La (perdedora) carta a jugar busca que los socialistas cedan sus escaños a modo de escudo sanitario contra Vox. Génova quiere que el Psoe tenga en sus manos el "freno"contra los de Santiago Abascal.
DifÃcil que Ferraz entregue ese regalo. Por más que le pese al PP, la ultraderecha va formar parte de su gobierno.
Las esquirlas de Castilla y León amenazan con tirar a la papelera la hoja de ruta electoralista del PP. Con ese escenario, Juanma Moreno, presidente de la Junta de AndalucÃa, se lo va a pensar dos veces antes de convocar a elecciones y de seguir extendiendo la marea verde de Vox.
Hasta aquÃ, la suma de traspiés que Casado le ha generado a su partido con su estrategia de adelantar unos comicios que, en teorÃa, también iban a potenciar su figura de lÃder de la derecha española.
Es que con la mayorÃa absoluta en Castilla y León, Casado se fortalecÃa puertas para afuera -en la carrera electoral contra Pedro Sánchez- y puertas para adentro, en la lucha de poder que mantiene con Isabel DÃaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid.
En Génova nadie parece poner en duda la candidatura de Casado en 2023, ni siquiera tras este golpe. Pero ya son cada vez más los barones que piensan, a disgusto y por puro pragmatismo, que la lideresa madrileña es la única capaz de frenar el crecimiento de Vox.
La lectura es que su discurso y sus formas atraen a muchos votantes (jóvenes, sobre todo) que "escapan" a Vox cuando la oferta incluye la estructura del PP más tradicional y vetusta.
El ejemplo está a la vista: a Ayuso sà le salió bien su estrategia de adelantar las elecciones en Madrid. Arrasó en votos (+911.756) y en escaños (+35); y amortiguó el temido avance de la ultraderecha: solo 45.736 más que en 2019 (+ 1 representante).
Casado va insistir, en cada discurso de esta seman, que el PP dio "un paso adelante" en Castilla y León. "El cambio de ciclo en España es imparable", fue su lectura en Twitter. Su ciclo en el PP parece correr la misma suerte.
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