Luego de aceptar el traspaso del subte a la Ciudad, Mauricio Macri no quiere servirle en bandeja la nueva concesión a Metrovías, la empresa del Grupo Roggio que explota el subterráneo desde hace casi dos décadas.

Para eso el gobierno porteño dejó trascender que luego de los 90 días que estipula la ley que aprobó la Legislatura en diciembre para que la empresa Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) negocie un nuevo contrato, el servicio podría quedar en manos de la multinacional francesa Alstom.

El nombre de Alstom suena desde mediados del año pasado como la alternativa que maneja Macri al Grupo Roggio. La firma francesa, una de las principales fabricantes de coches de subte del mundo –los vagones del Metro de París son un ejemplo–, tuvo vínculos muy cercanos al jefe de gobierno en los últimos años.

Alstom planificó la fabricación del polémico y frustrado tren bala que impulsaron los Kirchner para unir Buenos Aires, Rosario y Córdoba. El socio local de la empresa francesa fue Ángelo Calcaterra, de Iecsa, que es primo de Macri.

En 2009, Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) le perdonó a Alstom una multa millonaria por el incumplimiento del contrato para la prolongación de la línea A.

El vínculo más reciente se dio en noviembre de 2012, cuando la Legislatura lo autorizó a Macri a endeudarse por 1000 millones de pesos para comprar 120 vagones para la línea H, fabricados por Alstom en su usina de Brasil.

Presión

El coqueteo con Alstom también se suma a la mención de Emepa, de Gustavo Romero, como otra de las alternativas de Macri. La danza de estos nombres sería en definitiva la manera que tiene Macri para presionarlo a Roggio para que cumpla a rajatabla con los nuevos condicionamientos que impuso la ley. En varios círculos del gobierno porteño señalan que la intención del jefe de gobierno es que siga Metrovías al frente de la concesión.

Pero como explicó La Nación en su edición de hoy, Macri hará transpirar a la empresa en el camino a la nueva concesión: le retirará la explotación colateral de la red, como la publicidad, los tendidos de fibra óptica y los alquileres de los espacios y los locales en las estaciones. También, se excluirá a la firma de las obras de extensión y mejoras. Finalmente, el futuro convenio contemplará fuertes multas en caso de incumplimiento de contrato.

La relación entre Macri y Roggio es sinuosa, pero se mantiene en los buenos términos y no sólo se limita a la explotación del subte. A través de la empresa Cliba, Roggio es una de las concesionarias de la recolección de basura en la Ciudad.

En marzo, el gobierno porteño lanzará la licitación de la recolección de basura por ocho años. Los sobres se abrirían en junio. Como explicara LPO, Roggio intentó retirar a Cliba de la concesión pero luego dio marcha atrás y se espera que se presente en la nueva licitación.

Esta misma mañana, Macri inauguró junto a Scioli una planta de tratamiento de residuos en José León Suárez