Cristina Kichner suele prestarle atención a lo que le piden los industriales. Avaló hace poco una polémica reforma del régimen de ART, que le costó el rechazo de ciertos sectores progresistas; y terminó el año creando una mesa entre gremios y UIA para discutir salarios e inflación, todo en un mismo paquete, como pidieron los dirigentes fabriles.
La cita de hoy tuvo como anfitrión a Guillermo Moreno, quien recibió al líder de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, y a los referentes de la CGT oficialista, como Antonio Caló (UOM), Omar Viviani (Taxistas) y Oscar Lescano (Luz y Fuerza).
No hubo acuerdos, sino varias discusiones sobre las próximas paritarias, los reclamos de los gremios sobre el aumento al mínimo no imponible de ganancias y la necesidad de empresarios e industriales de tener un parámetro inflacionario.
La UIA empezó 2012 peleando con el Gobierno por los límites a las importaciones que se convirtieron en una política oficial para sostener el superávit fiscal. Pero para el 2013 no admite matices, según confió a LPO uno de los miembros del Comité Ejecutivo, un grupo selecto de 20 industriales que definen la relación con el Gobierno.
“Tenemos un estancamiento prolongado así que el Gobierno tiene que definir si quiere ir a la recesión o volver a crecer. Hemos perdido competitividad y estamos resignando el sistema productivo con una inflación de dos dígitos”, afirmó.
De Mendiguren reunirá la semana próxima al Comité: antes, mañana se verá con los 67 miembros de la Junta Directiva, donde definirá los pasos a seguir.
En ese grupo están convencidos que no pueden seguir tolerando paritarias altas sin reglas de juego claras. “Hay que consensuar medidas. No importa si es 18, 20 15, sino que haya un acuerdo de precios y salarios. Pero para negociar esto necesitamos referentes confiables y Moreno no lo es. Tiene que venir Cristina. Sólo la presidenta puede poner condiciones que todos aceptemos”, exigió.
La furia en sectores de la UIA, donde relativizan la cordialidad de De Mendiguren con la presidenta, marcó el ritmo de la primera reunión ampliada donde los sindicalistas se fueron con las manos vacías.
No lograron un compromiso sobre la suba del mínimo no imponible a ganancias, un reclamo que Cristina pasó por alto este año y seguramente chocará con las próximas paritarias.
Un signo de que la CGT oficialista no la pasa bien: una vez que abandonaron la secretaría de Comercio Interior, Cristina recibió a Hugo Yasky, líder de la CTA oficialista.