La corrida por el dólar es motivo de enfrentamientos y crisis en el Gobierno, sobre todo luego de que Miguel Pesce, vicepresidente del Banco Central, dijera que "comprar dólares es un mal negocio"

Esa declaración molestó mucho en la Casa Rosada, donde advirtieron que en Argentina afirmaciones de ese calibre siempre multiplicaron la fuga de divisas.

El caso más recordado es el de Lorenzo Sigaut, ministro de Economía de la última dictadura. En 1981 dijo que “el que apuesta al dólar pierde” y no hizo más que incentivar la compra de divisas.

En el Gobierno creen que Pesce no sólo fue inoportuno sino que demostró un total desconocimiento de la política económica, que hoy tiene a los mercados apostando con fuerza a una devaluación. “Lo que dijo es correcto pero no para decirlo ahora. Se nos escapó”, se lamentan.

En los despachos oficiales niegan rotundamente esa posibilidad. “Cristina tiene la decisión de no devaluar, no habrá una corrección brusca del tipo de cambio” afirmó una fuente del gobierno a LPO.

La desmentida no alcanza a la devaluación por goteo que viene elevando la moneda de a centavos. Y se contradice con el presupuesto enviado al Congreso, que establece una dólar promedio de 4,40 para 2012, y lo proyecta a 4,69 en 2013 y a cinco pesos en 2014.

Las expectativas del mercado se basan en otros datos fehacientes, como que la inflación es mayor a la suba del dólar y que en algún momento esa diferencia debiera sincerarse.

Esa posición le plantea al Gobierno la necesidad de tomar una medida que, en el menor plazo posible, baje las expectativas de inflación. Evalúan, por ejemplo, una declaración pública de Cristina Kirchner, aprovechando el caudal de votos que logró el domingo.

Además, los analistas oficiales interpretan que el mercado espera medidas “de corte liberal”, como la suba de tarifas, la baja de subsidios o la disminución del gasto. Y ante la falta de respuestas sigue la corrida pese a la andanada de medidas que disparó el gobierno en la semana que pasó. En la Casa Rosada aceptan que los tiempos se aceleraron: días después de la reelección presidencial, lejosa de calmarse, la presión sobre el dólar creció.

Otro rumor que azota al sector financiero es la cada vez más complicada situación financiera de la provincia de Buenos Aires, con el impacto que esta tiene a nievl nacional. Históricamente las crisis fiscales de Argentina empezaron por la provincia. La preocupación en la provincia es evidente y lo demostraron dos anuncios de Scioli de la semana pasada: el proyecto para denunciar a evasores y el que lo habilita a usar fondos del Banco Provincia.

En el Gobierno son tajantes respecto a negar cualquier posibilidad de un salto abrupto en el tipo de cambio. “Esta corrida la están empujando los que apuestan a la devaluación. Semanas atrás decían que el problema era el atraso cambiario con Brasil, que ahora devaluó su moneda y recuperamos toda la competitividad que habíamos perdido. Entonces ahora hablan de que se va a devaluar”, se atajan.

Esta semana, además de vender 750 millones de dólares y totalizar 1760 en todo el mes, el Banco Central tomó varias medidas para atenuar la compra de dólares que sembraron muchas expectativas en el Gobierno, aunque hay quienes creen que no fueron muy bien comunicadas. La última se implementó ayer por la noche y dipsone que para cualquier compra de dólares es necesario una previa autorización de la AFIP, no importa el monto (ver recuadro).

La gravedad de la situación la revela el hecho que el anuncio lo realizó el propio vicepresidente electo Amado Boudou, que venía alejado de los temas económicos más concentrado en su rol político.

Esta medida se suma a otras tomadas en la semana con dos objetivos: aumentar la cantidad de dólares en la economía y dificultar su compra. Las principales fueron la obligatoriedad de la liquidación de divisas en el país para las exportaciones petroleras y mineras y el plazo de 50 días que les dieron a las aseguradoras para repatriar sus inversiones en el exterior.

En el Gobierno recuerdan que las petroleras y las mineras liquidan divisas en el segundo semestre y que a comienzos de 2012 se beneficiarán con la recaudación por las exportaciones agropecuarias. Confían además en el resultado de las restricciones a la compra de dólares aplicados esta semana, con particular enáfasis en los flamantes controles de la AFIP.

En este marco recrudeció la interna en el gobierno y uno de los protagonistas el titular del Banco Macro Jorge Brito, quedó ubicado en una posición complicada.

Brito mantiene una buena relación con Amado Boudou pero no así con la titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont. A Brito se lo vincula con una de las mesas de dinero más grande de la City, esas que están haciendo una fortuna con la venta del dóalr paralelo.

Sin embargo, esta crisis también lo perjudica a Brito, porque está disparando las tasas de plazo fijo que alcanzaron el 18 y hasta el 20%, situación que “descalza” a los Bancos, al obligarlos a recuperar ese dinero con créditos a tasas altísimas que lógicamente son muy difíciles de colocar.