El default de la deuda argentina en el 2001 privó al país de la posibilidad de endeudarse con el mercado externo. Esta restricción es vista por numerosos economistas como algo positivo, que consideran que los masivos préstamos internacionales recibidos durante los años noventa fueron una de las causas principales causas del mayor colapso económico que haya vivido el país. Durante el período kirchnerista comenzaron las negociaciones por lograr una quita a esta deuda impagable, sin embargo desde la asunción de Cristina hubo algunos intentos de financiamiento extranjero que finalmente no se concretaron.

Uno de los actuales debates entre los economistas k es la necesidad o no de avanzar en este sentido. La actitud conservadora de Cristina y el apoyo recíproco entre la presidenta y el ministro de economía y candidato a vicepresidente Amado Boudou, un ¿ex? neoliberal, llevan a pensar en un posible acuerdo futuro entre el gobierno y el Club de París. Esta institución está conformada por los principales banqueros europeos y tiene un enorme peso en las finanzas internacionales.

Desde los sectores más liberales aseguran que es indispensable retornar a los mercados internacionales, para lo cual la tarea principal es acordar con este grupo nucleado en Francia. Abel Fernandez, director de créditos públicos de la Ciudad de Buenos Aires, comentó a La Politica Online que un posible acuerdo permitiría a la Argentina no sólo acceder al financiamiento europeo, sino también al resto de los entes extranjeros que evitan prestar dinero al país por la desconfianza que les genera esta situación de aislamiento. Para ello cree que se debe negociar la parte de la deuda que todavía está en default.

Fernández además comentó que existe una necesidad por parte del Estado nacional como de las empresas de conseguir recursos externos para realizar innovaciones tecnológicas y grandes proyectos de infraestructura. Los bancos europeos, en ese sentido, indicó que permitirían obtener “créditos blandos, a menores tasas, para financiar inversiones de largo plazo” y afirmó que “hay determinadas obras que con financiamiento europeo ya se habrían llevado a cabo” que no se han podido desarrollar por la falta de crédito.

En la vereda opuesta se encuentra Roberto Frenkel, del centro CEDES, quien piensa que no es recomendable un regreso al endeudamiento externo. Frenkel disiente plenamente con quienes creen que la parte de la deuda que permanece en default es la causa de que los capitales extranjeros cierren sus puertas a la Argentina, ya que asegura que “estábamos normalizados”.

Para este economista, la falta de credibilidad en los mercados se debe a la intervención del INDEC en el 2007; “antes de manipulación del INDEC las primas de riesgo de la Argentina estaban casi en el mismo nivel de Brasil, después de este hecho comenzaron a subir” explicó. Y disparó sus dardos contra la política oficial de distorsionar las estadísticas oficiales, que asegura significaron implícitamente “una quita a la deuda”. Además puntualizó que la prioridad actual debería estar puesta en “arreglar la economía interna”, pero dio a entender que una posible entrada de capitales europeos “mejoraría la situación”.

En ese sentido además destacó el plan de reestructuración del INDEC que exige el FMI que fue aceptado por Cristina, pero en el que todavía los funcionarios no han puesto manos a la obra. Frenkel cree que será una cuenta a trabajar durante el próximo mandato.

Además criticó a la presidenta por decir que la pobreza era del 8 por ciento y la indigencia del 2, “lo cual es mentira porque está basado en los cálculos del INDEC, como así también mienten cuando dicen que los salarios reales han aumentado un veinte por ciento”, dijo. Para Frenkel estos números contrastan escandalosamente con los aumentos anunciados en salarios nominales y subsidios sociales, que están cerca del veinte por ciento, el número real de inflación que calculan la mayoría de los especialistas y los índices de precios de las provincias.