Hugo Moyano realiza un intenso lobby sobre Cristina Kirchner para que el Gobierno aumente el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias. De esta manera, el líder de la CGT, busca tranquilizar las filas sindicales que ven licuarse sus triunfos salariales en gravámenes que van directo a las arcas del Estado.

Los rumores de que la Presidenta cederá a las presiones del camionero crecieron ayer en el sindicalismo luego de que Moyano se reuniera con Cristina en la Quinta de Olivos.

Según fuentes gremiales, allí la mandataria le habría prometido que antes de su viaje a Canadá –parte el martes que viene- hará el anunció de que se subirá un 25% el mínimo no imponible de Ganancias, lo que significa que dejarán de pagarlo los trabajadores solteros que cobren $ 5.100 los casados con dos hijos que tengan sueldos de $ 6.850. De los 1,2 millones de empleados que hoy deben abonarlo, dejarán de hacerlo unos 600.000.

La fecha no es casual, para los dirigentes sindicales es crucial que sea antes de que las empresas comiencen a depositar el medio aguinaldo.

Los rumores se acrecentaron cuando por la tarde trascendió que también tuvo una reunión con Ricardo Echegaray, director de la Afip.

Sin embargo, desde el Gobierno niegan cambios en el impuesto. “No se está pensando en eso, todo lo contrario”, confesaron a La Política Online. “El costo fiscal sería altísimo, porque no se trata sólo de los que se deja de recaudar de acá en adelante, sino de lo que se deberá devolver, porque el sindicalismo pide que sea retroactivo a enero”, explicaron. Con esta modificación, el Estado perdería unos $ 3.200 millones anuales.

Pero en el mercado argumentan que este cálculo es una falacia. “Lo que no reciben por Ganancias, podrán recaudarlo por el IVA. Como están los precios hoy, los trabajadores volcarán el aumento de su capacidad adquisitiva a comprar más o mejores productos y, con cada compra dejan el 21% del precio al impuesto”, razonan.

Las presiones de Moyano

La presidenta recibió ayer al mediodía a Moyano en Olivos. Según e diario El Cronista, el sindicalista fue notificado de la reunión a último momento, cuando se dirigía a un encuentro con dirigentes de la UIA.

Hace un mes que gremialistas e industriales se reúnen todas las semanas para delinear planes que contrarresten la inflación que el Gobierno niega. Estas cumbres no agradan a la Rosada, pero entienden el mensaje por elevación que les da que quieren dar.

Allí, a puertas cerradas, también definen cómo serán las negociaciones salariales que hoy pelean los gremios y mantienen angustiados a los empresarios –los trabajadores piden subas de hasta el 35% y, los que ya cerraron a principio de año con menores porcentajes amenazan con reabrir paritarias-.

A principio de año, el Gobierno había acordado por lo bajo con sindicatos y empresarios que las mejoras de sueldos serían entre el 20% y el 25% para no generar más inflación, pero el primero en desafiar el pacto –con el aval del líder de la CGT- fue Rodolfo Daer, el titular del gremio de Alimentación que consiguió un aumento del 35%.

Por eso, no es casual que el gremio de Camioneros ahora pida a los empresarios del transporte de carga nucleados en la FADEEAC un aumento del 31%. El principal argumento es que los trabajadores van a negociar con “los índices de inflación del supermercado”, no los del Indec, poco creíbles desde que el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, intervino al Instituto.

Se sabe que si Camioneros cierra ese aumento, marca un piso para el resto de los sindicatos que podría poner en aprietos a más de una compañía.

Mientras Moyano se muestra desafiante, mantiene conversaciones reservadas con los empresarios. Allí asegura que acepta una suba del 26% o 28%. Claro que lo deja atado a que el Gobierno modifique el mínimo imponible de Ganancias. De esta manera, la Casa Rosada, recibe también las presiones de los ejecutivos.