Era previsible. Así como en el plano político los gobernadores peronistas relanzaron la “Mesa de Gobernadores” como una red institucional para el “día después” de las elecciones del 28 de junio, que se vislumbran muy complicadas para el kirchnerismo; en el plano empresarial se produjo un deslizamiento similar: se reeditaron las reuniones reservadas del G-7 que reúne a los principales líderes empresariales.

Ayer, según confirmó Clarín se reunieron estos líderes empresarios con el objetivo de lograr que el Gobierno “corrija errores” de su política económica y “apuntalar” la gobernabilidad de Cristina Kirchner. Es obvio que semejante programa resultará una rebelión en toda la regla en la mirada de las cosas de Néstor Kirchner.

El encuentro se concretó en la sede de la Unión Industrial, que viene marcando diferencias con la gestión kirchnerista. El titular de esa entidad, Héctor Méndez convocó a un almuerzo, en el cual se habló en forma descarnada y se coincidió en la necesidad de que el conjunto del empresariado tenga una actitud más activa para lograr “correcciones” económicas. O sea, abandonar la timidez de los últimos años y presionar sin tapujos al gobierno.

En el almuerzo los miembros del G-7, coincidieron en que el impacto de la crisis internacional, que en abril se había aliviado, ahora volvió a golpear fuerte. Los dirigentes, además, puntualizaron que en las ciudades del interior la crisis se siente aún más fuerte porque allí impactarían además el freno en la actividad agropecuaria. También se mencionó la complicación que se vive por las duras negociaciones con los gremios por los aumentos salariales.

Antes de reunirse, los dirigentes hicieron sondeos en el Gobierno. Julio De Vido les trasmitió el mensaje de que aunque Néstor Kirchner desconfía de esos encuentros, Cristina no ve mal las reuniones para abrir un futuro diálogo, señala la nota de Clarín.

Méndez recibió en forma personal a Jorge Brito (ADEBA), Carlos de la Vega (Cámara de Comercio), Adelmo Gabbi (Bolsa de Comercio) y Diego Buraco (Cámara de la Construcción). Mario Llambías mantuvo su posición intransigente y decidió rechazar la invitación. En la última reunión de la cúpula empresaria, Llambías cuestionó la participación de su vice Néstor Roulet. Hugo Biolcati tampoco fue al almuerzo, pero para evitar profundizar la interna en la Mesa de Enlace con Llambías. El titular de la Rural adujo un imprevisto viaje para bajarse del encuentro.

Ayer Méndez anticipó que una conversación similar mantendrá con Luis Pagani, de la Asociación Empresaria Argentina y Eduardo Buzzi, de la Federación Agraria.

Las ideas fuerza

En la reunión se trazó el siguiente diagnóstico:

El Gobierno triunfará en la provincia de Buenos Aires, pero perderá la mayoría en Diputados.

La Casa Rosada debe relanzar políticamente al Gobierno y para eso hacer un cambio trascendente en el Gabinete.

Se deben impulsar correcciones a la política económica. Entre ellas la normalización del INDEC; regularizar las relaciones financieras internacionales y reducir los niveles de gasto público.

Hubo una fuerte discusión sobre cómo debe buscarse un nuevo equilibrio macroeconómico, que estuvo centrada en la paridad del dólar, el valor de las tasas y los reclamos salariales. Brito, uno de los más críticos que venía de fracasar en el Ministerio de Trabajo en la negociación para evitar el paro bancario, confesó: "Kirchner nos ataca por el nivel de las tasas. Pero en este contexto, si bajamos las tasas va a subir el dólar."

Como sea, en la Quinta de Olivos quieren esperar hasta julio para abrir cualquier negociación. Kirchner les trasmitió a sus colaboradores inmediatos la orden de no tomar ninguna resolución económica antes de los comicios.