Uno de los economistas más vapuleados por su imagen pública en el país tras su fallido asesoramiento en el primer gobierno del actual presidente de Perú, Alan García, fue elegido por el polémico secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para tratar de domar el complejo mercado de carnes.
Se trata del ex diputado Daniel Carbonetto, un hombre de un perfil muy alto, con una idea económica definida y con un pasado polémico que incluyó una férrea negativa del ex presidente Eduardo Duhalde para aplicar alguna de sus ideas económicas, en plena crisis del 2001, cuando luego de la mega devaluación, no pegaba una, y oscilaba entre "romper" con el mundo de las finanzas internacionales y seguir un camino más mesurado que fue el que finalmente elaboró Roberto Lavagna y Mario Blejer.
Carbonetto fue uno de los referentes del Polo Social y uno de sus economistas más destacados. Desde ese partido accedió a su banca como diputado nacional como segundo en la lista que competía en la provincia de Buenos Aires.
Además de su influencia como economista, que le permitió ser el Director del Centro de Investigación y Postgrado en la Coneau -donde también trabajó el ahora embajador argentino en Francia, Eric Calcagno-, Carbonetto cosechó una relación muy cercana con algunos dirigentes que hoy han aumentado su peso político.
Entonces, cuando el padre Luís Farinello decidió lanzarse como candidato a senador en 2001, el economista fue una suerte de mano derecha en sus programas. Pero además, Carbonetto mantiene una histórica relación con el líder de la CGT, Hugo Moyano, a quien asesoró en más de una ocasión.
Perú
Su gestión en Perú fue decididamente mala y ese pasado es una cruz que todavía carga hoy sobre sus espaldas. El actual presidente peruano, Alan García, gobernó entre 1985 y 1990 su país, en lo que fue considerada la peor presidencia en la historia de la nación del altiplano.
Su gestión es conocida. En un contexto internacional desfavorable, Perú se desbarrancó por el tobogán de la hiperinflación -más de 7.000 por ciento-, el desabastecimiento, la violencia guerrillera y la corrupción: allí están en Lima los pilotes abandonados sobre los que se construiría un tren eléctrico.
En 1990, dejó el poder en manos del ex presidente, Alberto Fujimori con su popularidad por el piso. Y el 5 de abril de 1992, día del autogolpe fujimorista, lo encontró a Alan García huyendo por los techos de su casa, cuando las tropas iban por él. Se exilió en Bogotá y París y sobrevivió a las causas por corrupción que le abrieron: en algunas fue absuelto; la mayoría prescribió.
Pero volviendo sobre Carbonetto, el economista tuvo tiempo para reflexionar, alejado de la autocrítica, sobre esa fallida experiencia. En una entrevista que le concedió al influyente diario El Comercio de Perú dijo: "Me siento satisfecho, más allá de los errores que siempre se cometen estoy muy satisfecho. Durante los primeros tres años nos fue muy bien. Nunca la línea de pobreza en el Perú fue tan baja como en esos tres años. Yo recomendaba que en la situación que se vivía, a lo sumo se hiciera lo que hizo Perón en Argentina: no tocar la propiedad de los bancos, sino nacionalizar los depósitos".
El recuerdo en Perú no es tan optimista. La inversión llego a los 18 millones de dólares, la más baja en su historia y la recaudación cayó a un cuatro por ciento. Pero Carbonetto le apuntó a la política: "Mire lo que pasó en los tres primeros años, y va a ver que mientras crecíamos no hubo dificultades. El problema es cuando se rompe el pacto social. Después del tercer año el Perú no tiene cómo crecer porque huye el dinero. La gente que se había jugado y había invertido, y que seguía siendo un aliado importante, quiebra el pacto social, y escapa".
Vale recordar que Alan García, el ex presidente populista peruano suspendió los pagos de la deuda externa y nacionalizó la banca a mediados de los ochenta, en una medida de alto impacto que generó una rápida fuga de capitales y un proceso inflacionario sin límite.
Duhalde
Según comentan al día de hoy diferentes informantes, el ex presidente Eduardo Duhalde apenas discutió unos minutos las propuestas del equipo de Carbonetto y no le dio mayor trascendencia.
Antes de la crisis de 2001, cuando el gobierno del radical Fernando de la Rúa caía a pedazos, el Polo Social de Farinello y la hoy embajadora en Venezuela, Alicia Castro, presentaron una receta contra el neoliberalismo.
Con Moyano presente, Carbonetto explicó: "Si se les da 100 pesos a quien vive en Recoleta, gasta la mitad y el resto lo pone en plazo fijo; si los recibe quien tiene un salario de 150, va a la farmacia y el almacén que hace más clin caja". Carbonetto también propuso nacionalizar empresas clave, entre ellas YPF.
Carbonetto también sostuvo entonces que el Gobierno "tiene que tener en la manga" una alternativa para salir de la crisis sin la ayuda del Fondo Monetario Internacional.
El ex diputado explicó entonces que su programa de "segunda vía alternativa al FMI" se apoyaba en la intervención del Gobierno en el mercado cambiario, la fijación de retenciones móviles a las exportaciones, una recomposición salarial del 7 por ciento anual, un incremento en el número de subsidios a los desocupados y la nacionalización de la compañía petrolera YPF.
Propuso además el aumento de las jubilaciones y pensiones a un mínimo de 300 pesos, la puesta en marcha de un programa intensivo de obras públicas, un aumento de los presupuestos de salud y educación y la entrega de un bono de 48 pesos para atención médica en obras sociales.
En rigor, muchas de las propuestas de este economista fueron en alguna medida implementadas por Duhalde y después por Néstor Kirchner, aunque obviamente matizadas.
Asi las vueltas de la vida, hoy Carbonetto esta de vuelta, para darle batalla a la crucial pelea por el aumento del precio de la carne, situación que no encuentra salida y que preocupa sobremanera al gobierno nacional en este año electoral, en donde el digito en el cual termine la inflación parece ya una cuestión de vida o muerte.
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