Como una novela que hace eje en los negociados inmobiliarios que se dan en las valuadas tierras de la Patagonia, la constructora estrella de Puerto Madero, Caputo SA, vuelve a aparecer como protagonista de una historia que se enturbia con millones en danza detrás del proyecto para instalar un complejo turístico en cerro San Martín.

La Política Online informó días atrás y en exclusiva sobre este plan que nació en la cabeza –y el bolsillo- de Jorge Caputo –padre de Nicolás Caputo-, para crear en Bariloche un centro de aguas termales, que hoy zozobra por las escasas propiedades minerales del agua de la zona –ver “Caputo y un extraño complejo en Bariloche”-.

Pero no sería el único inconveniente del proyecto, que enfrentaría objeciones por su desarrollo financiero para concretar la adquisición de esas tierras.

La llegada a Bariloche

Jorge Caputo habría desembarcado en la ciudad rionegrina de la mano de un ex socio suyo, Domingo Nicolás Di Tullio, quien inicialmente se presenta en sus oficinas con otro proyecto inmobiliario en la misma localidad sureña.

Di Tullio, hermano de un hombre apuntado como operador del cártel de Juárez en la Argentina y de financiar con dinero del narcotráfico la campaña de “Palito” Ortega, era propietario de unos terrenos ubicados en la entrada de Bariloche. Éste le ofreció al mayor de los Caputo asociarse.

Así, Caputo entró al negocio poniendo el dinero para la infraestructura mientras que Di Tullio puso las tierras. El resultado de este emprendimiento se llamó “Aldea del Este” –inspirado en otro proyecto de Di Tullio de los años ochenta llamado “Bariloche del Este”-, el cual les reportó 90 lotes valuados en 50 mil dólares cada uno en épocas menemistas del 1 a 1, lo que les dio un valor total de 4,5 millones de dólares.

Con esas ganancias, ambos avanzaron en la adquisición del cerro San Martín –o cerro La Vieja-, donde Caputo soñaba construir un complejo de lujo de aguas termales, uno de sus hobbies más grandes –aseguraba conocer todos los centros de aguas termales del mundo-.

“Caputo compra el lote del San Martín a la sociedad Los Cohihues en el año 2000 con la intervención de la inmobiliaria Smart. 300 mil pesos –o dólares- al contado y 6 cuotas de 100 mil pesos más, lo que da un total de 900 mil dólares”, empieza a explicar un informante local a La Política Online. Pero la caída del gobierno de Fernando de la Rúa y el colapso de la convertibilidad habrían de darle una mano enorme a Caputo padre.

Salvado por la pesificación

Según afirma la fuente a este medio, Caputo apenas “llegó a pagar los 300 mil pesos de contado y la primera cuota de 100 mil. Después cayó la convertibilidad y dejó de pagar”.

Ahí fue cuando Los Cohihues le inicia un juicio que finalmente sale en 2004. El resultado señala que finalmente a los cuatro años abona 1,2 millones de pesos ajustados por CER con honorarios incluídos, los cuáles “llevó el propio Nicolás Caputo en mano con gente de Prosegur al banco de Lavalle y Uruguay, en microcentro”, detalla con lujo el informante.

Pero durante la transferencia de la propiedad en Bariloche habría ocurrido una seria irregularidad. Según explica la fuente, “la propiedad salió a nombre de Jorge Caputo y el escribano interviniente fue Claudio Caputo –ex secretario del Colegio de Escribanos que este medio no pudo corroborar si existe parentesco familiar-”.

Al momento de la firma de los papeles, la mujer de Jorge Caputo se encontraba internada por lo cual no podían realizar la firma legal. “En el momento de firmar la escritura algo pasó”, agrega la fuente.

El apellido oscuro

Di Tullio tiene grandes antecedentes como operador inmobiliario. Pero a pesar de ser un hombre archiconocido en el ambiente, su apellido se hizo famoso por su hermano, Nicolás Antonio Di Tullio, quien estuvo hace algunos prófugo durante siete meses buscado por la policía como nexo argentino del narcotráfico mexicano en el país.

Eso no es todo. Según informaba La Nación el viernes 15 de junio de 2001, Di Tullio aparece como testaferro del famoso cartel de Juárez mexicano y vinculado a la campaña electoral de Eduardo Duhalde y Ramón “Palito” Ortega.

¿Cómo es esto? El ex jefe de la Interpol en México Juan Ponce Edmonson ratificaba por esos días ante los diputados de la comisión investigadora de operaciones de lavado de dinero que el Cartel de Juárez desvió dinero proveniente del narcotráfico a testaferros argentinos que habrían utilizado al menos 250 mil dólares para financiar la campaña electoral del justicialismo de 1999, que llevó como fórmula presidencial Duhalde-Ortega.

Di Tullio y Aldo Ducler, ex funcionario de Leopoldo Galtieri durante la última dictadura militar y uno de los asesores económicos de Ortega con quien rompió la relación con éste cuando estalló el escándalo del Cartel de Juárez, figuraban en la documentación encontrada por INTERPOL como quienes “habían otorgado dinero para una campaña electoral”. Si bien “Palito” no aparece nombrado, “Interpol sabía que los testaferros del cartel de la droga eran colaboradores del dirigente peronista y actual senador del PJ”, aclaraba La Nación por esos días.

Pero pese a cargar con el peso de los antecedentes de su hermano, Domingo Di Tullio llevó adelante una extensa carrera como constructor. En su sitio oficial (domingoditullio.com.ar) muestra al detalle algunas de las obras en las que intervino. Entre varias en la zona norte y sur del Gran Buenos Aires y la costa bonaerense, aparece la “urbanización del cerro San Martín”, de “Bariloche del Este” y de “Aldea del Este”.