“Se fue por la puerta grande”, dijo el vicegobernador de Mendoza, Carlos Ciurca, sobre su hombre de confianza y ex ministro de Seguridad de a Provincia, Carlos Aranda, quien dejó la cartera este viernes. Dos días después de que se lograra un acuerdo salarial con los policías sin que éstos dejaran de trabajar e impidieran una docena de intentos de saqueo en Mendoza, Aranda dio presentó la renuncia, Paco Pérez se la aceptó y comenzó la negociación con Ciurca para definir al nuevo ministro.

Como era de esperar, Paco sigue sin tener un hombre de su riñón en el Ministerio de Seguridad. El elegido es Leonardo Comperatore, ex asesor de Ciurca cuando éste fue ministro de Seguridad (entre abril del 2008 a diciembre del 2009, Gobernación Celso Jaque)), ex delegado del desaparecido CONFER, luego asesor de la Subsecretaría de Trabajo y últimamente titular del Intituto Universitario de Seguridad Pública (IUSP), desde el 2009, lugar al que llegó también de la mano de Ciurca.

El vicegobernador explícitamente negó que se tratara de una jugada política más de su sector, La Corriente, para rodear a Paco de ciurquistas incondicionales. Pero toda da a suponer que es así. Comperatore será el hombre de Ciurca en el Ministerio de Seguridad, será su nexo con los comisarios y deberá encarar el rol de dialoguista con los uniformados de todo rango. Justamente la Policía de Mendoza en su conjunto, entre lunes y miércoles pasados, le dieron un apoyo implícito sin precedentes a Ciurca y al reunciante Aranda. Se cuadraron, trabajaron, no liberaron zonas para facilitar los saqueos e incluso detuvieron a decenas de personas que intentaron robar, confiándose en el dato de que los policías estaban autoacuartelados.

Nada de eso pasó. El Gobierno elevó el sueldo inicial de los policías y la paz reinó en Mendoza. En ese contexto, con un Aranda fortalecido, dio un paso al costado. No se descarta que la orden haya venido de su jefe político, Ciurca, quien sabe que manejando a la policía tiene una cuota de poder a la que Paco nunca podrá aspirar.

No obstante, se vienen cambios en las segundas líneas, todas respondiendo hoy a Ciurca. Pero esos cambios son más de enroques que de despidos. Por ejemplo, se rumorea que uno de los comisarios retirados favoritos del vicegobernador, Juan Carlos Caleri, hombre de la DEA y hoy a cargo de una dirección contra el narcotráfico, volverá a ser el jefe operativo de la fuerza.

Por lo pronto queda saber qué nivel de autonomía tendrá Comperatore, si es que lo quiere tener. Lo cierto es que se va un hombre de Ciurca para que llegue otro, todo con el aval político de Paco Pérez, quien por ahora y sin tropa de peso propia, puede hacer pie en todos los estamentos del Gobierno provincial.

El amigo de Di Zeo

Carlos Aranda llegó al Ministerio de Seguridad el 20 de diciembre del 2009, en reemplazo de su jefe político Carlos Ciurca. Trepó al cargo de ministro luego de haber sido director de Inteligencia de la Policía. Siempre tuvo buena relación con los comisarios y con la tropa en general, dándoles las herramientas que desde hacía tiepo pedían, como mayor tecnología, más cantidad de cupos de recargo para repartir y cierta autonomía a la hora de ejecutar.

Siempre, y eso lo saben los policías, Aranda se movió bajo la sombra de Ciurca, el verdadero jefe de la policía. Tal fue la estabilidad de la que gozó el ahora ex ministro que varios casos resonantes y conmocionantes no lograron tumbarlo, cuando era el fusil más fácil de cambiar.

Ni siquiera una reunión en una estación de servicio con el ex jefe de la brarra brava de Boca, Rafael Di Zeo, antes de un choque entre Xeneizes y Godoy Cruz en Mendoza, pudo eyectarlo del puesto.

Ahora, Aranda espera nueva designación. Es un hecho que no quedará fuera de la estructura del Gobierno, aunque queda por saber dónde recaerá. Una posibilidad es en la Legislatura local, ámbito de manejo exclusivo de Ciurca.