Los primeros grandes temas que la Argentina en democracia debió enfrentar en 1983 reaparecieron ayer en el Salón Azul del Senado de la Nación, durante un encuentro de homenaje a los protagonistas parlamentarios de esa época y la actual, en el que abundaron referencias al tratamiento legislativo de dos cuestiones entonces fundamentales: la reestructuración de la deuda externa y las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
En un homenaje tan sentido como atípico, la retrospectiva planteada por la Fundación de Estudios Políticos, Económicos y Sociales para la Nueva Argentina (FEPESNA), que lidera Laura Velásquez, los vicepresidentes de los bloques de diputados de 1983 José Luis Manzano (PJ) y Marcelo Stubrin (UCR), junto a los actuales presidentes de los bloques en el Senado de la Nación Miguel Angel Pichetto (Frente para la Victoria) y Ernesto Sanz (UCR), rememoraron los argumentos que alimentaron aquellos debates de trascendental importancia.
Con la eximia moderación del decano de los periodistas parlamentarios Armando Vidal –conocedor profundo de aquellos movimiento parlamentarios- se desarrolló el tema convocante: “30 años de Democracia: La construcción de una nueva convivencia”, oportunidad en la que resurgieron anécdotas e intereses políticos que condicionaron los resultados en la aprobación de ambas leyes, así como el recuerdo de los memorables debates que protagonizaron Antonio Cafiero y Raul Baglini en el caso de la deuda externa.
El Salón Azul del Senado colmado, recibió a figuras destacadas de esa primera época democrática y la presente, como el senador (MC)Eduardo Menem, el diputado (MC)Humberto Roggero, el senador (MC)Daniel Filmus, el juez Claudio Bonadío, el sindicalista Rodolfo Daer, los dirigentes radicales Marcelo Bassani yJesús Rodriguez, el diputado (MC) Miguel Angel Toma, Ana María Corradi, Marina Riofrío, quienes presenciaron el reconocimiento otorgado por FEPESNA a los titulares de sendos bloques de la cámara baja, Diego Ibañez y César Jaroslavsky, y al senador Vicente Saadi, ya fallecidos, y a los senadores (MC) Oraldo Britos (PJ), Antonio Nápoli(UCR) y Ricardo Laferriere (UCR).
El debate conducido por Vidal incluyó en un momento la cuestión de la “obediencia partidaria”, debate de actualidad, pero también el aprendizaje político que dejó la reanudación de la democracia al decir Manzano que “Alfonsín corporizó la demanda” de “alejarnos del autoritarismo como forma de hacer política”. Stubrin sostuvo que ese primer gobierno “tenía que demostrar democracia, que se podían hacer convenios colectivos de trabajo, permitir el ingreso universitario irrestricto, demostrar que había capacidad para controlar el problema militar”, junto a la política de Derechos Humanos que se llevó adelante.
En cuanto a la aparente dicotomía entre la democracia partidaria y la “obediencia política”, Pichetto estimó conveniente “volver al tronco de los grandes partidos nacionales”, y reconoció que “hay cuestiones de moral en las que el parlamentario puede decidir de acuerdo a sus convicciones”, como en el caso del aborto. Sin embargo, ponderó la “disciplina partidaria” porque “de lo contrario no se podría gobernar. La verdad de la política tiene que ver con llevar adelante las ideas de un gobierno”. Sanz recordó en ese sentido que la votación por la reestatización de YPF –diferenciada dentro del bloque radical- significó “un desafío de debate interno extraordinario” y remarcó la necesidad de mostrar “honestidad política frente a la sociedad”.
A modo de corolario, Manzano destacó que la democracia “ha logrado desterrar el uso de la violencia como mecanismo de resolución de los conflictos”, pero remarcó que hay una deuda vigente y es con la pobreza, para lo cual sostuvo que hace falta “un Congreso más activo que aborde los problemas que le interesan a la gente”.
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