A horas de una interna radical que cobró temperatura en los últimos días, Gustavo Posse y Martín Lousteau salieron a cruzar duro a Gerardo Morales, un aliado del oficialismo en la pelea por el control del Comité Provincia.
En la pulseada del domingo se enfrenta el intendente de San Isidro y el diputado radical, Maxi Abad, que cuenta con el apoyo del PRO. Pero la elección se nacionalizó y los apoyos juegan fuerte a la par de los candidatos. "Está bien que Gerardo Morales baje a la provincia para hacer campaña, porque en cinco años no bajó nunca a la provincia", dispara Lousteau durante un encuentro con periodistas en un hotel de la calle Córdoba.
El gobernador de Jujuy es uno de los blancos. Ni Lousteau ni Posse ahorran críticas. "¿Ustedes se preguntaron porqué ninguno de los legisladores de Morales estuvo en contra de la quita de fondos a la Ciudad de Buenos Aires? El problema es que los intereses son otros", dice.
Días atrás el jujeño bajó al territorio bonaerense para meterle temperatura a la campaña y acusó a Posse de ser "la expresión de un feudo hereditario" por gobernar San Isidro desde hace 22 años.
Además, buscó minimizar la gestión del intendente. "Gobernar San Isidro es como gobernar Ginebra". Posse sonríe ante la comparación y lanza una respuesta irónica: "San Isidro es lindo, pero no para tanto".
Durante el encuentro con la prensa, el senador y el intendente disparan duro contra Morales, algo menos a Mario Negri y muy poco a Ernesto Sanz.
Tanto Lousteau como Posse se muestran conformes con la campaña. Aseguran que lograron posicionar a su espacio opositor dentro del radicalismo y que lograron visibilizar la posición "complaciente y servicial" que tuvo Daniel Salvador y Abad durante los últimos cinco años.
"Hay una victoria que ya existe. El radicalismo comenzó a discutir hacia adentro como quiere ser hacia el futuro", asegura el senador porteño.
La crítica a Morales y a todos los que respaldan al oficialismo radical se enfoca en el rol que ocupó el partido dentro de la alianza Cambiemos desde 2015 hacia adelante. "Existe un radicalismo que tiene un complejo de minoría", dispara Posse.
Apuntan a un sector del partido (el oficialismo) que se sostiene en cargos menores dentro de la alianza y que está muy cómodo dentro de esa minoría. El intendente recuerda que durante el gobierno de María Eugenia Vidal en la provincia, el único ministerio que tuvo el radicalismo fue Producción y que después se lo tuvo que ceder a Joaquín De la Torre, para quedarse apenas con Ciencia y Tecnología.
A horas de la elección, otro punto que surge del intercambio entre candidatos y periodistas tiene que ver con el apoyo del PRO a la lista que encabeza Maxi Abad. "Ellos están pidiendo apoyo por fuera del partido, pero la decisión la tiene el afiliado", dice Posse y analiza que pedirle ayuda al PRO los sentencia a tener luego menos peso dentro de Cambiemos.
Pero respecto de las injerencias de referentes del peronismo, Posse apunta directamente a Joaquín De la Torre cuando una periodista menciona su nombre. "Joaquín interviene en la interna de una manera descarada", dice el intendente de San Isidro, aunque evita cuestionar a Miguel Ángel Pichetto. A ambos los une una larga amistad.
Lousteau interrumpe el enojo de Posse. "Tenemos que construir un Cambiemos más fuerte, y en ese camino bienvenido sea el Peronismo Republicano", dice en tónica aperturista.
Durante varios pasajes de sus intervenciones, el senador dispara una frase común: "No es el adentro, es el afuera". Lousteau mira más allá del radicalismo, sabe que el posicionamiento crítico dentro del partido que encontró en la lista opositora puede ser el puntapié para dar una fuerte discusión interna y para trabajar en un radicalismo más fuerte. Que vaya más allá de un socio menor dentro de la alianza opositora.
"Para ganarle al kirchnerismo hay que tener un Cambiemos mejor y más grande y para eso es necesario un radicalismo más grande", agrega.
La oposición radical viene de conseguir buenos resultados en Córdoba donde Rodrigo de Loredo -yerno del ex ministro Oscar Aguad- perdió por una diferencia mucho menor de la esperada contra el intendente de General Cabrera, Marcos Carasso, el candidato que acordaron los ex enemigos íntimos Mario Negri y Ramón Mestre.
En esa provincia participaron del comicio 30.500 electores, superando el piso necesario (la Carta Orgánica exige un 10% del padrón de afiliados). La participación fue baja y orilló ese 10%.
En la provincia de Buenos Aires hay unos 650 mil afiliados en condiciones de votar y esperan que unos 90 mil concurran a las urnas (un 15%).
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