El peronismo mendocino empezó este lunes a discutir las causas de la derrota histórica de Anabel Fernández Sagasti frente al radical Rodolfo Suárez, que si bien era previsible fue por una diferencia mucho mayor a la esperada y la más grande desde el retorno de la democracia.
Con llamados telefónicos y sin reuniones previstas para los próximos dÃas, la dirigencia coincidÃa en que la principal explicación son los 60 mil votantes que no habÃan asistido en las primarias y en su mayorÃa se volcaron para Cambia Mendoza.
Pero no es suficiente, porque Suárez sumó 100 mil votos al acumulado de su frente electoral de aquel dÃa (pasó de 43 a 50 puntos), cuando le ganó a primaria al lÃder del PRO Omar De Marchi. El resto sólo se explica con resabios de listas que no llegaron a pasar el piso de la primera vuelta y una mejora significativa en distritos justicialistas en los que se esperaba una victoria holgada de la senadora.
En el PJ reconocen que la estrategia de nacionalizar la elección fracasó y Alfredo Cornejo logró imponer la provincialización de los comicios, discutir temas locales y hasta victimizar a los mendocinos ante la presión de Alberto Fernández.
Pero se escudan en que no habÃa muchos más caminos si de los cinco intendentes del partido cuatro adelantaron la elección local al 1 de septiembre y si ni siquiera quedaban gestiones para defender. Tomaron la decisión cuando no estaba definida la candidatura a gobernador, pero su vocación de salvar su pellejo complica cualquier plan del partido y hasta puede traer problemas innecesarios, como la inesperada victoria radical en San MartÃn.
La excepción fue Maipú, donde Alejandro Bermejo especuló con su victoria en las interna para gobernador y empardó la elección local. Logró el triunfo de su pupilo MatÃas Stevanato, pero no evitó que le cortaran boleta a Sagasti y perdiera en su tierra con Suárez.
Ganó con lo justo en San Rafael, donde el 1 de septiembre el intendente peronista Emir Félix fue reelecto con el 59% y obtuvo 14 mil votos más que la senadora. Se trata de uno de los promotores de la candidatura de Bermejo a gobernador y si bien tras la inesperada derrota de junio se comprometió a apoyar a su vencedora, no pudo o no supo traccionar su voto.
Más sorprendente fueron las victorias de la UCR en Malargue y Alvear, los otros distritos del sur mendocino que en las primarias habÃa dominado el peronismo. Una de las causas posibles serÃa las crÃticas al proyecto hidroeléctrico Portezuelo del Viento que hiciera el jefe de los equipos técnicos del peronismo Rodolfo Gabrielli, pese a que Sagasti aclaró que lo desautorizó.
Números en mano, la candidata kirchnerista retuvo el voto de Bermejo en la interna y sumó 16 mil más y casi el mismo porcentaje que el acumulado del peronismo en la primaria (34.96 contra 35.94). Pero en el PJ y en Cambia Mendoza interpretan que en realidad perdió una parte de esa porción y la recuperó entre los nuevos electores y algunas décimas que le robó a Noelia Barbeito, de la izquierda.
Entre los referentes peronistas que la acompañaron este domingo en el bunker de Maipú evitaban cruzar reproches pero aceptaban que será muy difÃcil volver a competir a gobernador sin los intendentes jugando el dÃa de la votación. "No podÃamos defender ninguna gestión y ese fue otro elemento que pesó para nacionalizar la elección", explican.
Otro interrogante, repetido entre peronistas y radicales, es si el rechazo a Anabel en comunas peronistas se debió al fuego amigo o si no logró atraer al votante del peronismo tradicional en una provincia con marcados rasgos conservadores, poco habituada a chocarse con mujeres jóvenes y poderosas.
La senadora trabajó esa debilidad aliándose a históricos como el ex vicegobernador del PJ Carlos Ciurca, una incorporación que erosionó su vÃnculo con parte del kirchnerismo local pero resultó clave para ganar la interna contra todos los pronósticos.
Tampoco dudó en sumar a Bermejo al dÃa siguiente de derrotarlo en las primarias. Lo ubicó segundo en la lista de diputados nacionales y caminaron juntos las calles del interior mendocino, pero no fue suficiente para crecer.
Menos pudo hacer pie en el gran Mendoza, que concentra la mayorÃa de los votantes de la provincia y es de las más afectadas por la recesión.
Aún asÃ, el peronismo sufrió derrotas aplastantes en Las Heras, Guaymallén, Capital y Godoy Cruz, donde los intendentes radicales sà se pusieron al hombro la campaña.El peronismo necesita buscar referentes en esa zona que no restrinjan su compromiso a una interna si pretende volver al poder. Con prometer un mejor presidente no alcanza.
Cuando llegaron los cómputos de las palizas en esa región y de las elecciones peleadas en el sur que creÃa tener dominado, Fernández Sagasti decidió salir a reconocer la derrota. Sus allegados destacaban que habÃa afrontado la elección más difÃcil "porque los procesos provinciales duran 8 años en Mendoza y era lógico que se iba a perder", aunque esperaban que fuera por menos diferencia.
Resultó una mochila muy pesada la herencia de Francisco "Paco" Pérez, el gobernador que dejó su cargo en 2015 sin poder pagar los sueldos, soportó en silencio las crÃticas a su gestión y ni siquiera sale a la calle. En el último debate, la senadora tuvo que aclarar que no habÃa formado parte de su Gobierno.
Nadie en el peronismo la imagina fuera de la mesa de decisiones y hasta algunos especulan con un rol preponderante en el Senado, donde Cristina Kirchner podrÃa elegirla como presidenta provisional si Alberto gana las elecciones y le toca presidir el cuerpo.
Un cargo ministerial le restarÃa presencia en Mendoza, donde en 2021 deberÃa buscar su reelección como senadora nacional y sólo por ahora no aparecen figuras capaces de desplazarla.
De todos modos, tal vez el mayor capital del peronismo mendocino en las últimas elecciones haya sido la vocación de usar las primarias para definir sus candidaturas y en dos años Sagasti deberá revalidar su liderazgo en otra interna.
Su relación con Alberto no empezó en la campaña. Lo acompañó a muchas visitas en los despachos de los gobernadores cuando sólo era un operador reconciliado con Cristina y tenÃa la misión de acercar al poder territorial detrás de su candidatura.
Cuando la ex jefa de Estado le propuso liderar la boleta presidencial, le aclaró que Axel Kicillof serÃa el candidato a gobernador y que su protegida Anabel tenÃa una parada difÃcil en la interna pero no habÃa que dejarla sola. Ganó la interna. Pero perdió la general por 15 puntos.
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Esta pagina es betonline. Lo cree un estadista, le da poder, lo dice dueños d elos votos, jjaja.
Pero el grumete beto es un oscuro operador politico, un saltimbanqui de la politica, un tipo sin un solo voto.
Si se presentaba solo, sin llevar a la jefa al lado y sin el apoyo de esta, el grumete no superaba el 1% de los votos