El diálogo de alto nivel en materia de seguridad entre México y Estados Unidos expuso hoy jueves dos teorías que parecen coexistir en la administración de Andrés Manuel López Obrador.

Por un lado la canciller Alicia Bárcena dijo que existen laboratorios de producción de fentanilo en México mientras que minutos antes la secretaria de Seguridad Pública Rosa Icela Rodríguez había señalado que el país no fabrica el fentanilo que luego llega a EU.

 "Obviamente que no existen laboratorios legales de producción de fentanilo en México, ¡nada más faltaba! Lo que hay son laboratorios ilegales y eso sí es lo que se ha encontrado y ahí es donde se han hecho incautaciones de laboratorios clandestinos. Ahí es donde estamos también colaborando", expresó Bárcena. 

A los ojos de la delegación de EU que encabeza Antony Blinken, detrás del contrapunto existe una cuestión de cálculo político y destino electoral.

La canciller tiene línea directa con la candidata Claudia Sheinbaum y comienza a ser una pieza importante en los nexos de la ex jefa de gobierno capitalino en Washington. Y puede serlo aún más si finalmente Esteban Moctezuma deja la embajada en esa capital.

Rosa Icela, en cambio, mantiene su lealtad al presente, o sea, a López Obrador y rechaza la existencia de los laboratorios para cargar responsabilidades sobre China y el abastecimiento de precursores químicos. A esto se agrega, como detalle no menor, que Rosa Icela no termina de sintonizar con Sheinbaum.

Para el staff de Blinken la existencia de laboratorios de fentanilo en México es un asunto casi sin discusión. Y no se trata de información recabada por su gobierno. Son los propios datos que han aportado estados y municipios mexicanos que reciben fondos y apoyos de EU a través del programa Usaid, en el marco de la Iniciativa del Bicentenario.

El Gobierno federal, en cambio, encuentra mayor rédito en negar los laboratorios porque aceptarlos implica entregar una información cuya utilización por parte de EU puede dar lugar a situaciones incontrolables para el Ejecutivo nacional. Para el morenismo es una cuestión de soberanía, antes que de seguridad y lucha anti narco.

Este fue el punto más sensible de la agenda de la cumbre que finalizó, como suele suceder, con una serie de compromisos y buenas intenciones.