La medición de la pobreza explotó en controversia tres meses atrás, cuando el INEGI reportó nuevos datos que disminuían por mucho los resultados que en 2015 había arrojado el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). ¿Cómo fue posible tal reducción en un año? Las alarmas se encendieron.
Lo que más se cuestionó fue la falta de transparencia en las variables que tomó el Instituto: en términos de recursos, nadie supo explicar cómo se midieron los ingresos, pues se hizo sin acudir a otros organismos, como el propio Coneval.
En medio de la tormenta de críticas, se expidió entonces una carta encabezada desde el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) y Oxfam-México para solicitar un trabajo conjunto y estudiar la metodología. Dos meses después, las autoridades los convocan.
El llamado incluirá a otras instituciones, como la UNAM, el CIDE, COLMEX e incluso podría haber instituciones internacionales como la CEPAL o la OCDE. Así lo confirmó a La Política Online el Doctor Rodolfo De la Torre, director del Programa de Desarrollo Social del CEEY.
El objetivo sería diseñar una metodología conjunta para pactar una medición única de pobreza. “Se busca corregir los problemas de comparabilidad de ingresos del INEGI que sirven para la revisión de pobreza, se trata de pensar en cómo medir adecuadamente el ingreso y mejorarlo para el futuro también”, dijo a este medio el doctor De la Torre.
LPO conversó distintos expertos, que reconocieron que este ejercicio será una oportunidad para transparentar los mecanismos de medición de la pobreza, pero también para conocer en detalle los recursos que destina el Gobierno a combatirla y medir mejor el impacto de los programas sociales.
Mientras se espera este largo debate, entre los especialistas que integrarán este equipo técnico ya se empiezan a delinear algunas propuestas, que van desde tocar el tema de la informalidad, hasta proponer una auditoría para los programas del gobierno.
Para Valeria Moy, experta de "México, ¿Cómo Vámos?" es indispensable mejorar la medición de los ingresos: “Se necesita hacer correcciones, el error del INEGI es que su metodología no fue consensuada y eso genera muchas dudas”.
En la misma línea pero desde la UNAM, el investigador del Instituto de Investigaciones Económicas, el doctor José Nabor Cruz Marcelo dijo que es central mejorar la revisión de los ingresos laborales. Por eso, opinó que será fundamental considerar el trabajo informal.
“De acuerdo con los últimos datos del INEGI, el 25% de los trabajadores están en la informalidad, por ello debe de haber un módulo sobre este sector en las mediciones, hace falta conocer más sobre los ingresos de estas personas, que regularmente son heterogéneos”.
Cruz Marcelo aprovechó para criticar el discurso que celebra el incremento del empleo formal. “Esto es cierto, pero ya cuando lo ves, bien lo que ha incrementado es el trabajo vía oustsourcing, lo que no te garantiza ni prestaciones, ni un buen salario, ni antigüedad”. En ese sentido, cuestionó que los programas para combatir la informalidad estén realmente funcionando.
Precisamente, para hablar del impacto de los programas, el académico de la UNAM propone que se mida la exclusión que sufren los pobres: “Eso nos acercaría a los resultados de los programas del gobierno y hasta cómo se destinan los recursos para combatir la pobreza".
Al parecer, todo coinciden en algo: sería indispensable crear una fiscalización o auditoría de los programas sociales, para conocer si realmente están cumpliendo su objetivo. “Se destinaron alrededor de 2 billones de pesos para este fin pero no se ha logrado reducir la pobreza. Algo está pasando”, concluyó Cruz Marcelo .
