Como ha relatado La Política Online, el PRD está buscando intervenir en el conflicto magisterial que cada vez se encrudece más. La propuesta pretende ser mucho más moderada: no tirar la reforma, más bien “reformarla”, dice Miguel Barbosa. Pero el positivismo perredista podría chocar con pared.

Desde el inicio de la lucha magisterial, la CNTE ha dejado en claro que su objetivo es la derogación de la reforma educativa, alegando principalmente que ellos no fueron convocados para su formulación y viendo con desacuerdo gran parte de los puntos, siempre pronunciando que más que una reforma educativa, les parecía laboral.

Los jaloneos con el gobierno no han parado, las mesas de diálogo han logrado algunos puntos en favor de los maestros disidentes pero sin lograr llegar a una real resolución por lo que las aulas están vacías y los maestros continúan en las calles.

Las implicaciones de esto ha generado malestar en más de un sector, y algunos empiezan a sugerir el uso de la fuerza pública, al gobierno evidentemente le cuesta una respuesta pues antes tendrá que pensar muy bien el costo político. Pero por lo pronto los maestros no desisten en su objetivo. ¿Estarían dispuestos a aceptar la propuesta perredista? “No”, afirman integrantes del gremio.

“Tenemos desconfianza porque el PRD formó parte de la negociación en el Pacto por México, en donde se echaron a andar todas estas reformas, incluyendo la educativa”, explicó en diálogo con LPO, Gamaliel Guzmán, perteneciente a la coordinación general de la Sección XVIII.

“La derogación es la demanda central. Podrán decir que encuentran soluciones, pero estas serán temporales y si nosotros regresamos a clases, en tanto la reforma siga vigente, el gobierno puede aplicarla y echar atrás estas soluciones, porque al final, la reforma sigue estando en la ley. Nosotros no confiamos”, advirtió.

Lo que es claro para los maestros es que el gobierno está lejos de querer buscar una solución real: por un lado, “chantajeándolos” con que cortarán las mesas de diálogo si no regresan a clases y por el otro: “quieren quitarse esta responsabilidad y echarle la pelotita a los legisladores”.

Y aunque ve su lado positivo, también tiene una lectura negativa al respecto: “Eso está bien, finalmente son ellos los que pueden echar abajo la reforma, sin embargo no confiamos en estas propuestas. Nosotros pensamos que es una estrategia del PRD para capitalizar votos hacia el 2018”.

Hace énfasis en que Silvano Aureoles, gobernador de Michoacán –de donde es la sección a la que pertenece- “fue un férreo defensor de esta reforma”, lo que genera aún más desconfianza entre los maestros.

En su postura, podrían aceptar algunos cambios que se tendrían que negociar directamente con la SEP, comprendiendo que derogar una reforma resulta un proceso largo, pero siempre bajo el objetivo de que ésta se echará atrás.

Y es que, afirma, ellos no pueden aceptar una reforma que no incluya su opinión, como parte fundamental del sector educativo, aunque afirma que aún está en el centro del análisis de esta propuesta que propone modificaciones a las leyes de Servicio Profesional Docente, General de Educación y la del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. El próximo lunes regresarán al diálogo maestros y perredistas.