El tema sobrevoló en la reunión de ayer martes entre los diputados locales electos por el PRI y la dirigente Claudia Ruiz Massieu: el inminente avance de Morena en la justicia electoral de los estados, algo que ya es una realidad, si se considera la cantidad de Legislaturas locales que el partido de Andrés Manuel López Obrador se dispone a controlar.

El control de los Congresos no sólo es crucial para avalar reformas constitucionales que planifica Morena sino para otros puestos clave como los contralores o los principales cargos en los tribunales electorales.

Sobre este último tema, ayer en la Ciudad de México, los enviados del gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, plantearon una respuesta innovadora. El Tribunal Electoral de ese estado tiene cinco miembros de los cuáles dos van hacia su retiro. Morena controlará el Congreso de Pachuca y podría nombrar sin problemas esas dos vacantes. 

La idea de Fayad es proponer que, con el argumento de la austeridad se eliminen esos lugares, y el Tribunal ahora quede con tres miembros, ninguno cercano a Morena. Con ese giro propio de los planes AMLO pretende acorralar a los morenistas para evitar cederles el control de la justicia electoral.

La idea prendió entre los asistentes y levantó los ánimos alicaídos propios de un momento de debacle. El diagnóstico general fue que se debe evitar que Morena tomo fuerza en la justicia electoral porque eso conspiraría contra los mecanismos de realpolitik con los cuáles el tricolor ha hecho sus campañas desde siempre y que va a necesitar más que nunca si pretende un horizonte de recuperar terreno. 

Tras esas cuestiones, Ruiz Massieu que el tricolor está al corriente de sus obligaciones, que pasan por una situación financiera "adecuada" y que ningún inmueble ha sido hipotecado. Postales de la nueva realidad.