La salida de René Juárez del PRI deja quizás como principal herido al senador Emilio Gamboa. Y así se tensiona aún más la relación del yucateco con Los Pinos. El cambio en la dirigencia tricolor se suma a otras esquirlas de los últimos meses, como el hecho de colocar a su hijo, Pablo, en el noveno lugar en la lista de senadores pluri. Decisión que por supuesto lo dejó afuera de la próxima Cámara Alta.

Pero no es la única queja de Gamboa, quien también repetía que minimizaban sus aportes en el war room de José Antonio Meade o el detalle de complicarle la situación interna del Senado debido a una deuda salarial con los empleados que debió ser resuelta como último recurso por José Antonio González Anaya.

Gamboa era de los más interesados en que Juárez completara el mandato de Manlio Fabio Beltrones, jugada que fue inviable por la operación de los gobernadores del PRI. El segundo más interesado era Miguel Ángel Osorio Chong, que tendrá que pelear más de lo previsto para asegurar la coordinación de la bancada en el Senado.

La semana pasada Gamboa declaró: "El PRI es un partido abierto, se nos fue mucha gente a Morena, no tuvimos la posibilidad de meterlos en las listas. Nuestros estatutos, nos metimos un balazo en el pie, sin duda alguna, hay que revisarlos de nuevo, y lo que tenemos que hacer es refundar un partido, un partido que le ha dado estabilidad y paz a este país y seguiremos trabajando para ello".

Un claro estilete contra Enrique Ochoa y Luis Videgaray, que fueron quienes supervisaron la última asamblea del PRI en la cual se cambiaron los estatutos del Partido. Hay que recordar: allí ya se avizoraba una rebelión desde un sector más tradicional del tricolor, que se acalló con una efectiva operación de Alejandro Moreno Cárdenas, entre otros. 

Gamboa reconoció el triunfo avasallador de Andrés Manuel López Obrador. Dijo que la ciudadanía estaba ávida de un cambio debido a que las administraciones previas, incluida la actual, no han dado los mejores resultados.

De este modo, el senador se conformó quizás en la figura de más alto rango en hacer este tipo de señalamientos, algo que el Gobierno quiere evitar a toda costa en el tramo final de la administración.