El movimiento de las cifras en las encuestas marca el ritmo de la campaña, y con él, la acción en los escenarios. Sin mayor movimiento en el puntero de la elección, el equipo de campaña de Margarita Zavala tiene buenas noticias a sus simpatizantes.

De acuerdo con la última medición que aparecerá en un diario de rotación nacional, la ex Primera Dama ha dejado el lugar en el que apareció durante el inicio de año para rebasar los dos dígitos en la intención de voto, con entre 11 y 12 puntos de preferencia. Subiendo así hasta 5 puntos porcentuales respecto del 7% que obtuvo estos dos últimos meses.

Esto la posicionaría en un claro cuarto lugar, despegándose de El Bronco y el Jaguar Ríos Piter y aproximándose al tercer escaño de José Antonio Meade, quien -según este sondeo- mantendría su lugar con unos 21 puntos, sin crecer pero sin desmoronarse.

Quien, por el contrario, empezaría a reflejar en las mediciones demoscópicas las bajas por el ataque contra la campaña presidencial del Frente, sería Ricardo Anaya. Con 24 puntos, el abanderado panista caería 3 puntos de las preferencias, rezagándose frente a sus demás oponentes y acercándose muy a su pesar a Meade, con quien volvería al peligroso escenario del empate técnico con el PRI, del que durante algún momento sintió que había salido victorioso.

Con esto, explican desde el war room de Zavala, podría reforzarse la estrategia de atraer el electorado panista inconforme con las decisiones de la cúpula y molesto por la salida de históricos liderazgos blanquiazules como el suyo. Un tablero en el que el PAN no quería verse inmerso, la dicotomía de con Anaya o contra él. "El voto de castigo anti-Anaya reunido en torno a Margarita y que incluye al priismo descontento con Meade", insiste la misma fuente.

Finalmente, rozando los 40 puntos, Andrés Manuel López vería robustecer la propuesta presidencial de Morena, PT y PES, gozando de la tranquilidad que se obtiene por los 15 puntos de distancia con su más cercano competidor. La cautela puede ser el más grande aliado del tabasqueño; o por su ausencia, el mayor enemigo para su campaña.