La presión fue total desde el PES. Como había adelanto LPO, Andrés Manuel López Obrador decidió mantener su alianza en una decisión nada fácil, pues en el camino tuvo que sacrificar a uno de sus más leales seguidores: el senador Rabindranath Salazar. 

"Fue el mejor calificado en el estado de Morelos, y el pueblo es sabio, el pueblo sabe lo que le conviene", afirmó López Obrador en Berriozábal, en su último día de gira por Chiapas. Un destape cantado. Así, se confirma que el ex futbolista será el candidato de Morena. 

"Porque es presidente municipal de Cuernavaca, y ha sido muy asediado por el gobernador de Morelos que es preferible olvidar su nombre, no voy a mencionar su nombre, y ha resistido Cuauhtémoc", exclamó y siguió con los elogios: "Es gran deportista, pero además un buen dirigente social y buen gobernante".

Como explicó LPO, López Obrador no estaba convencido de lanzar a Blanco, en rigor un hombre sin larga trayectoria ni avales en la vida política. Pero el líder de Morena está mostrando un pragmatismo novedoso, acaso la gran lección de sus pasadas campañas presidenciales. 

El tabasqueño está convencido que para llegar a Los Pinos debe mantener su alianza con el PES -que esconde el apoyo encubierto de Miguel Ángel Osorio Chong-, lo que implicó el sacrificio del gran armador de Morena en Morelos: el incondicional Rabin. 

Hay que recordar que en Morelos ni siquiera hubo terna, porque Rabin consiguió el apoyo absoluto del Consejo Estatal. El senador dejaba atrás a otro colega, como Fidel Demédicis y al independiente Alejandro Vera.

Rabin fue el primero en renunciar a la bancada del PRD, un incondicional del proyecto de López Obrador. Y el principal operador -casi fundador- de la estructura de Morena en Morelos. Por eso la decisión era tan disputada.

El problema es que el PES es un aliado clave para López Obrador y dejarlo sin su única batalla con potencial victoria sería un motivo de ruptura.