La titular de la Sedatu Rosario Robles vive un momento de alta tensión con Enrique Peña Nieto desde que la semana pasada este le pidiera que no sea candidata y que se quede en el gabinete a supervisar la reconstrucción requerida por el sismo de 2017.

Robles aspiraba a una candidatura al Senado y ahora se sumaría a esa lista corta de funcionarios que no serán candidatos a nada como son Luis Videgaray (se queda en Cancillería), Ildefonso Guajardo (se queda a renegociar TLCAN) o Alfonso Navarrete Prida (Segob).

Robles se volvió una figura ascendente en el entorno presidencial desde la elección de Edomex donde todos los distritos que manejó tuvieron buenos resultados para Alfredo Del Mazo. 

Fue de las primeras en el gabinete en abonar la idea de un candidato transversal como José Antonio Meade (combinación PRI-PAN) agitó las chances de Rafaél Moreno Valle en el PAN, hizo una jugada discreta para que Margarita Zavala se fuera de independiente  y rechazó desde el minuto cero la idea de que Miguel Ángel Osorio Chong fuera el candidato del PRI. Siempre dijo que el ex jefe de Segob era sin duda el más conocido del gabinete pero que para nada eso se traduciría en votos

Este recorrido, aseguran cerca de Robles, se terminaba con una candidatura pluri al Senado pero en principio no será así: Peña Nieto cree que la reconstrucción del sismo va a ser un factor de definición en julio y que es un trabajo que debe completarse de la mejor manera posible. Giros del destino: el talento de Robles y su nexo con alcaldes y gobernadores anulan su futuro electoral mientras que Enrique Miranda (de gestión mediocre en Sedesol) parte hacia una pluri.