Dos discursos conviven en el PRI de cara a las definiciones judiciales sobre la elección en Coahuila. Mientras Enrique Ochoa declara permanentemente defender el resultado ante el INE, la senadora Hilda Flores ya está convencida de que se votará de nuevo, de que Miguel Riquelme estará impedido de contender y que ella debe buscar su candidatura. 

En las últimas dos semanas la senadora circuló por diferentes municipios de la entidad norteña y comenzó a manifestar sus planes de ser candidata a algunos pares de la Cámara. En enero Flores pidió licencia para buscar la nominación que al final quedó para Riquelme en una imposición del clan Moreira.

Para este grupo político es un enigma todavía quién está impulsando a Flores en el circuito presidencial para que la senadora tenga casi la certeza de que será candidata. Primero se creyó que se trataba de Emilio Gamboa pero ahora las sospechas se vuelcan hacia Luis Videgaray quien, por cierto, desprecia a los Moreira.

Como sea, Rubén Moreira comenta en su entorno que una candidatura de Flores es para entregar el triunfo al panismo en una virtual segunda votación. Sus rivales replican que en realidad Moreira está preocupado porque Flores puede ser competitiva y que de ganar no habrá protección sobre las denuncias de corrupción.

Las intrigas familiares de este grupo político son fascinantes porque otro factor de malestar sería que Flores tiene mucho apoyo de Humberto Moreira, que fracasó estrepitosamente en la pasada elección y que estaría distanciado de su hermano Rubén.