
Como pocas veces una cuestión de geografÃa expresa dos puntos de vista a nivel polÃtico al interior del PRI. Por estas horas Alejandro Moreno Cárdenas coquetea con la idea de llevar la plenaria legislativa del tricolor a Monterrey para reforzar la retórica partidista contra MC y acusar una supuesta sociedad entre Dante Delgado y Palacio Nacional.
Por su parte, Rubén Moreira prefiere ubicar este encuentro en la CDMX y escapar de polémicas de corte estatal o nacional y dedicar la plenaria a cuestiones más generales e internas.
Moreira parece más interesado en comenzar a formatear el destino de un partido que quiere conducir tras las elecciones presidenciales. Las trifulcas de coyuntura no lo conmueven, a pesar de que en Nuevo León la confrontación polÃtica entre el PRI y MC adquiere una retórica criminal.
Además, para Moreira el futuro de MC luce periférico dado que entiende que, en un escenario de fuerte polarización electoral, no hay espacio para un tercer candidato, asà este fuera Luis Donaldo Colosio o Samuel GarcÃa. Y de este modo el voto útil en favor de Xóchitl Gálvez se volverá ineludible.
En esa trayectoria que pudiera terminar con Moreira como dirigente del PRI, no parece haber una gran carga contra la 4T. Hay ejemplos que son cristalinos.
El gobernador de Durango Esteban Villegas, que llegó a la gubernatura patrocinado por Moreira, se desvive en elogios hacia el Gobierno, casi al punto de la emoción. Y el gobernador electo de Coahuila, Manolo Jiménez a las 24 horas de su triunfo arrasador dijo que se dedicarÃa a "construir con el presidente".
En San Lázaro, la diputada federal Carolina Viggiano, esposa de Moreira, quiere ser la nueva titular de la Mesa Directiva bajo la promesa a la bancada de Morena de que no habrá fricciones ni malos tratos respecto a la 4T.
Moreira no quiere problemas con el Gobierno. Y esto fue evidente incluso en ciertos debates legislativos, como el de la reforma eléctrica, cuando legisladores allegados a su figura abogaban por negociar con el Gobierno.
El ex gobernador se autodefine como el mejor operador electoral que le queda al tricolor, una clara dicotomÃa con Alito, que desplomó electoralmente al PRI.
Lo que no es del todo preciso es qué tipo de partido aspira a conducir, si será una formación de corte opositor como sucede actualmente o si pretende un estilo más centrista para recobrar parte del caudal electoral perdido.
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