El war room de Patricio Zambrano en Monterrey vuelve a estar dominado por la falta de optimismo. El debate entre los candidatos a la alcaldía regia había levantado la moral y consolidado la idea de un piso de votos de 20 puntos apoyado por el desempeño de AMLO a nivel nacional. Pero el paso de los días restauraron el escepticismo. 

El candidato no creció por encima de los 20 puntos en ningún sondeo serio, la campaña adolece de una desorganización notable a todo nivel y el candidato mismo luce molesto, esquivo, mucho más distante que hace tres años. El último dato tampoco es alentador: en las colonias donde está el aparato político del PT, en el norte de Monterrey y hacia el poniente, está ganando De la Garza. Eran los lugares donde se esperaba una elección arrasadora de PT-Morena.

Ese dato es procesado en el entorno del candidato como un acuerdo subterráneo en el cuál estarían coincidiendo figuras como Alberto Anaya y Ricardo Canavatti en pos de asegurar la continuidad del PRI en el municipio. La maniobra evidencia además que efectivamente la relación de Anaya con Zambrano nunca estuvo del todo bien.

En Morena de Nuevo León la idea va más allá: creen que Zambrano incluso negoció su derrota con Anaya y con el PRI. En las últimas horas Tatiana Clouthier ha vuelto a recordar que ella se oponía a Zambrano al igual que Alfonso Romo. Son los primeros señalamientos ante lo que se imagina será un tercer lugar.

Esta idea también la suscribe el ejecutivo de Multimedios Francisco González que en algunas conversaciones hasta presume haber formado parte de ese acuerdo.

La caída de Zambrano consolida el escenario de cambio-continuidad para la votación que pone como opciones centrales al PRI y al PAN.