Tras nueve deportaciones y 20 años en Estados Unidos, la mexicana Esther Morales ahora ofrece "Comida calientita", un proyecto con el que alimenta a migrantes de todo el mundo en albergues de la frontera norte de México que esperan un cambio en la política migratoria estadounidense.

Originaria de Oaxaca, Esther relató su vida cambió en 2009, cuando en su último intento por regresar a la ciudad en la que se había quedado su hija, hoy una doctora en Psicología, las autoridades estadounidenses la detuvieron para luego deportarla definitivamente, lo que la llevó a Tijuana, una ciudad en la frontera norte de México que no conocía.

Situación que la llevaría a refugiarse en el albergue Madre Asunta para Mujeres, a unos 5 kilómetros del puente fronterizo de San Ysidro, donde conoció las necesidades y el hambre de ser migrante.

De esa manera fue que aseguró nació este proyecto, lo que es ahora un negocio de comida que lleva el nombre de La Antigüita, en el corazón de la ciudad, y a través del cual logra generar ingresos y provocar apoyos para poder seguir sirviendo "comida calientita" a sus compañeros migrantes.

No obstante, a pregunta expresa por LPO la activista puntualizó que el apoyo por parte del gobierno del municipio es nulo, aseverando que esos programas que hacen son para "taparle el ojo al macho", pues ella no conoce albergues que realmente hayan sido apoyados de manera real y constante.

"Estoy haciendo algo que ellos no hacen, estoy dando de comer en los albergues donde no hay comida", detalló.

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Incluso compartió que ella misma ha solicitado apoyo a la alcaldesa Montserrat Caballero, mismo que no ha logrado conseguir pues los trámites son infinitos y no ha recibido ningun tipo de ayuda, aunque asegura seguirá intentándolo hasta lograrlo.

Entre algunos de los albergues a los que el proyecto "Comida calientita" brinda su apoyo están: Casa de oracion al migrante, Perla Hernández, Juventud 2000, Borderline, Padre Chava, Jesucristo Vive, Puerta de Esperanza, entre otros.

Cabe resaltar que Esther Morales realiza todas sus aportaciones con recursos propios o de la caridad de las personas que se acercar a su restaurante, lugar donde también muestra murales propios de la cultura mexicana, entre ellos uno propio el cual tituló "Zapoteca", haciendo referencia a sus raíces considerándose a sí misma una cocinera zapoteca.

A su vez, la orgullosa oaxaqueña compartió muy pronto estarán presentando un documental en Vancouver, Canadá titulado "A Tijuana, con amor", colaboración que surgió del interés de estudiantes de California que la contactaron a través de redes sociales y le pidieron permiso para grabar y contar su historia en la frontera

"Yo no estoy estudiando a los migrantes, yo estoy con ellos de corazón porque yo soy una migrante", finalizó Esther expresando que la separación que causa la frontera es muy dolorosa y triste; sin embargo aseguró que la frontera que la recibió no es una ciudad de violencia, "Tijuana es una frontera con esperanza".