
Tras la estrepitosa derrota que lo desalojó del poder, el peronismo santafesino enfrenta una orfandad de liderazgos y candidatos que amenaza con condenarlo a varios años en el desierto. A Granata la miran de reojo. |
En su segunda elección, Amalia Granata cosechó más de 200 mil votos sin hacer campaña ni pegar un solo afiche logrando consolidar su espacio polÃtico en Santa Fe y sumando experiencia en la conducción que, a diferencia de lo que le ocurrió en 2019 cuando le rompieron el bloque, ahora mantuvo la unidad a pesar de los embates que recibió de un grupo de libertarios por sus crÃticas a Milei por el pacto con Macri, como adelantamos en LPO.
Precisamente, el raid que hizo la diputada mediática por distintos canales para cuestionar el acercamiento de un sector del PRO a los libertarios sorprendió gratamente a peronistas y progresistas por igual que lo expresaron en las redes: "es que siempre me vieron con prejuicio, pero si leen mis proyectos se darán cuenta que quiero mejorarle la vida a los santafesinos", dijo Amalia en la pantalla de C5N a modo de reparación.
Entró a la polÃtica en 2019 como referente de los pañuelos celestes en la discusión por la legalización del aborto con un discurso profundamente anti kirchnerista. Cuestionó con esmero la agenda "progre" que hegemonizó al peronismo durante los últimos años, sin embargo, Amalia no es gorila, repiten desde su entorno.
Pisando firme en la arena polÃtica, ahora Granata va por un proyecto de poder que en gran medida dependerá de lo que suceda en el balotaje del 19 de noviembre. Esto es, pelear la gobernación en cuatro años, se verá. Por ahora, alcanza con que pareciera advertir algo que a muchos les cuesta admitir, por ceguera o intencionadamente; gane o pierda Sergio Massa, se abre una nueva etapa en el peronismo.
Todo indica que asoma un peronismo centro, que coqueteará más con los postulados de derecha que con los de izquierda, más pragmático, que declamará por los intereses de la patria y las necesidades insatisfechas de las mayorÃas, que se apilan a rolete, y terminarán desplazando a las reivindicaciones de minorÃas. Una nueva agenda.
Como sea, el gran problema que debe abordar el peronismo de Santa Fe es la falta de liderazgos y de candidatos para recuperar la provincia. Un problema estructural que va mas allá del perfil ideológico que adopte el movimiento, que Omar Perotti terminó de profundizar con una gestión deficiente y una peor construcción polÃtica.
Es que el rafaelino tenÃa una sola misión al frente de la Casa Gris: una gestión medianamente exitosa, se aprobaba con cuatro, que le permitiese mostrar una provincia ordenada y trascender en el escenario nacional para esa nueva era peronista. Las cosas no sucedieron y no solo para el gobernador, para ser honestos. Sin embargo, el desafÃo para el santafesino que cargaba la chapa de "buen administrador" no parecÃa una aventura imposible.
Ya sea por impericia en la gestión, exceso de egoÃsmo polÃtico o ambos, según quién cuente la historia, el gobernador llegó a la elección provincial sin sucesor. Frente a la imposibilidad constitucional de pelear la reelección, terminó aceptando a regañadientes, y sobre la hora, la candidatura del ex periodista deportivo Marcelo Lewandowski que pecó de ingenuidad para conducir el indómito peronismo y terminó convirtiendo a la elección en una derrota histórica.
Frente a este panorama, aparece la figura de Amalia Granata que pareciera haber aprendido el oficio de la polÃtica con una picardÃa envidiable y declaraciones filosas que le han generado dolores de cabeza a más de uno, como al propio Milei con quien estaba aliada pero no digirió el desprolijo acercamiento a Macri. También la senadora Carolina Losada sintió en la interna contra Pullaro los embates de su ex colega cuando denunció el uso de vuelos privado de un cuestionado empresario para la campaña.
Lo cierto es que, a partir de allÃ, algunos sectores del peronismo comenzaron a prestarle atención a Amalia Granata y, sobre todo, a tomarla en serio. "No podemos regalarle esa fuerza electoral que tiene a Juntos por el Cambio", confesó a este medio un dirigente que aún le cuesta reponerse de la derrota.
El 10 de septiembre pasado, en la elección general santafesina, la diputada le terminó de confirmar a la polÃtica que llegó para quedarse. Será una aliada importante para Pullaro en la Legislatura, pero a la vez, habrá que observar finamente sus pasos; "quizá sea la nueva Reutemann y nos saca de este bolonqui", dijeron en el peronismo.
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Por eso, criticar el acercamiento de Milei, con Macri, dado todo lo que está en juego en el ballotaje, es poca cabeza e indubable poca memoria o hipocresía (ella hizo lo mismo). Ella en el 2019, rompió para armar su propio bloque...
Es como Massa, tira para ella misma y, aunque es cierto que tiene un caudal de votos desde el aporte de las iglesias evangélicas (ella no lo es, cosecha votos entre ellos), pero aunque mantiene los valores celetes (no al aborto, ni al invento o mito de la ideología de género), en algún momentos pastores y evangélicos se darán cuenta que solo quiere sus votos, y aunque ha presentado varios proyectos, no representa a los evangélicos, tira y legisla para sí misma, para su proyección uni-personal.