Nicola Sturgeon, la primera ministra de Escocia con más tiempo en el cargo, anunció este miércoles su renuncia y deja al movimiento independentista sin un lÃder fuerte. La dirigente del Partido Nacional Escocés, o SNP en inglés, habÃa llegado a lo más alto del Ejecutivo regional pocos meses después del fracaso del referéndum independentista de septiembre de 2014 y agitó la idea de una nueva consulta hasta su dimisión.
"Debemos superar la división en la polÃtica escocesa y mi juicio ahora es que un nuevo lÃder estarÃa mejor capacitado para hacer esto", dijo en relación con el independentismo. Sturgeon aseguró que ningún dirigente deberÃa permanecer en el cargo mucho tiempo, confirmó que seguirá al frente del gobierno hasta que el SNP elija a un sucesor y deslizó que no se retirará de la polÃtica.
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Sturgeon, que fue diputada del Parlamento escocés desde su creación en 1999, tuvo dos derrotas polÃticas que marcaron su gestión en los últimos meses y precipitaron su salida. La primera está vinculada con la decisión de la Corte Suprema que desautorizó en noviembre pasado la convocatoria de un referéndum separatista. El fallo fue un alivio para el primer ministro británico Rishi Sunak y un golpe contundente para el SNP.
La todavÃa primera ministra respondió entonces que plantearÃa las elecciones generales de 2024 como un plebiscito "de facto" sobre la independencia de Escocia, aunque la región no tiene prerrogativas para celebrarlo. Sturgeon sostenÃa que la unión de las naciones constituyentes del Reino Unido -Inglaterra Gales, Escocia e Irlanda del Norte- no era voluntaria y que el Brexit le daba la razón para llamar a una consulta en octubre de este año.
La oposición laborista y conservadora acusó al SNP de usar las elecciones para impulsar su agenda y de alguna manera motivar a los votantes tras 16 años en el poder. A partir de 2021, los nacionalistas gobiernan en coalición con el Partido Verde, también favorable a la independencia, después de dos mandatos de Sturgeon en solitario. Los partidos no independentistas ven ahora una oportunidad para sacar al SNP del Ejecutivo.
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El otro revés de la lÃder nacionalista fue la ley trans escocesa que defendÃa la autodeterminación de género sin necesidad de mediación médica y autorización judicial. Sunak adelantó que vetarÃa la norma, que Sturgeon y los independentistas vieron como una intromisión de las competencias escocesas. Pero si la opinión pública estaba del lado de la primera ministra, pronto cambiarÃa la percepción.
Isla Bryson era una mujer trans a la hora de ser condenada por violación cuando mantenÃa una identidad masculina y terminó siendo traslada a una cárcel para mujeres. Al poco tiempo se produjo un caso similar. Bryson fue llevada más tarde a una prisión para hombres y a finales de enero el gobierno escocés resolvió suspender el traslado de presos trans con antecedentes de violencia contra las mujeres, si bien el caso no tenÃa que ver con el proyecto de ley de Sturgeon.
La polémica por Bryson perjudicó a la primera ministra y sus credenciales feministas: fue la primera en el cargo en formar gabinetes paritarios, además de ser la primera mujer en el cargo. En simultáneo, a Sunak le sirvió para demostrar que la incitativa escocesa era perjudicial y justificar asà su veto. También fue una disputa por dos visiones contrapuesta, ya que mientras Sturgeon ha promovido los derechos de las personas LGBTI, el partido del primer ministro británico ha dado un giro hacia posiciones abiertamente transfóbicas.
Para Sunak, la renuncia de Sturgeon es un alivio temporal y para el Partido Laborista una oportunidad para ganar en Escocia como parte de un triunfo mayor en todo el Reino Unido. Para el SNP es todo incertidumbre. La primera ministra pasaba por un momento crÃtico, pero nadie se esperaba la dimisión. El partido tendrá que elegir un próximo jefe para llegar a las elecciones con un candidato competitivo y atractivo para el electorado.
Entre los posibles sucesores destacan Angus Robertson, secretario de Asuntos Exteriores y Cultura, exlÃder del SNP en la Cámara de los Comunes en Londres y director de varias campañas del partido, y Kate Forbes, secretaria de Hacienda y actualmente de licencia por maternidad. Ambos son respetados en la formación, pero Robertson generó malestar cuando propuso sumar a una hipotética Escocia independiente a la OTAN, y Forbes es una mujer religiosa que no representa las posiciones del SNP sobre derechos LGBT, como la ley trans.
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También aparecen John Swinney, viceprimer ministro, dirigente experimentado y cercano a Sturgeon, Humza Yousaf, secretario de Salud y un polÃtico musulmán de alta visibilidad en todo el paÃs, Stephen Flynn, joven diputado y lÃder de la bancada nacionalista en la Cámara de los Comunes. Lo cierto es que no hay un candidato sólido porque la decisión de Sturgeon se tomó hace pocas semanas. Todos se preguntan si el SNP podrán retener en poder en Escocia y mantener viva la esperanza de la independencia.
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