En medio de las investigaciones por el "partygate" y la crisis de liderazgo de Boris Johnson dentro del Partido Conservador, la renuncia del primer ministro de Irlanda del Norte recordó a los británicos que el Brexit sigue siendo un problema latente para el país. El protocolo acordado entre Londres y Bruselas, en vigor desde el 1 de enero de 2021, nunca convenció a los unionistas norirlandeses, que lo ven como un ataque a su pertenencia al Reino Unido.

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La dimisión de Paul Givan, del Partido Unionista Democrático (DUP), forzó también la renuncia de la viceprimera ministra Michelle O'Neill, del republicano Sinn Féin, con quien compartía el poder. El protocolo no solo ha generado escasez de productos e incrementado los controles aduaneros para los bienes que provienen de Gran Bretaña, sino que encendió la desconfianza entre protestantes unionistas y los republicanos católicos, que renovaron sus aspiraciones a una sola Irlanda.

Para evitar una ruptura de hecho del Acuerdo de Viernes Santo entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, Bruselas ideó un acuerdo para que la economía norirlandesa siguiera las reglas del mercado común europeo y aceptara los controles de mercaderías que entran desde Gran Bretaña. El objetivo era impedir una frontera física entre las dos Irlandas y evitar el contrabando de productos británicos a Irlanda, que forma parte de la UE. Johnson lo aceptó de mala gana y al poco tiempo ya estaba amenazando con abandonarlo. 

Givan forzó su propia caída luego de que el ministro de Agricultura, Edwin Poots, suspendiera el miércoles los controles sanitarios de los alimentos que llegaban desde Gran Bretaña. Los unionistas no se sienten escuchados por Johnson

Givan forzó su propia caída luego de que el ministro de Agricultura, Edwin Poots, suspendiera el miércoles los controles sanitarios de los alimentos que llegaban desde Gran Bretaña. Los unionistas no se sienten escuchados por Johnson y temen que la crisis que carcome la legitimidad del primer ministro relegue un problema que juzgan de insostenible. Belfast se siente cada vez más lejos de Londres.

El Brexit ha generado en septiembre pasado una escasez de conductores que desembocó en un desabastecimiento en todo el territorio británico, así como falta de mano de obra calificada para oficios específicos. Los efectos indeseados del divorcio con Bruselas habían quedado tapados por el "partygate". La reacción de Givan obligó a que el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, y la ministra británica de Exteriores, Liz Truss, se comprometieran a revisar el protocolo norirlandés.

Paul Givan, el dimitido primer ministro norirlandés. 

El DUP avisó que sin cambios no habrá un regreso al gobierno con el Sinn Féin, a favor del protocolo tal como está, según informó este viernes el líder de la formación unionista, Jeffrey Donaldson. Johnson se ve obligado a reanudar las negociaciones con Bruselas, siempre incómodas y sin que las partes muestren voluntad de ceder en sus posiciones.

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Con todo, la mayor amenaza en estos momentos es la estabilidad política y social alcanzada con los Acuerdos del Viernes Santo. "Las acciones del DUP tienen consecuencias reales para la gente que padece el coste de la vida, consecuencias para los negocios que tratan de reconstruirse después del Covid y consecuencias para la sanidad", dijo la "número dos" del Ejecutivo norirlandés en funciones, O'Neill. Otro frente que Johnson no necesita en este momento.