Por primera vez, una investigación cientÃfica ofrece el cálculo más confiable hasta el momento de cómo lo que comemos impacta en nuestro planeta. Un estudio de la Universidad de Oxford, publicado recientemente en la revista Nature, certifica la enorme diferencia que tienen las dietas ricas y bajas en carne en las emisiones de gases de efecto invernadero.
El estudio revela que la dieta de un gran consumidor de carne produce un promedio de 10,24 kg de gases de efecto invernadero que calientan el planeta cada dÃa. El impacto se reduce casi a la mitad en una persona que come poca carne (5,37 kg por dÃa). Y en el caso de las dietas veganas, la reducción de emisiones es mucho más marcada, hasta 2,47 kg al dÃa, cuatro veces menos que la dieta cárnica.
"Existe una fuerte relación entre la cantidad de alimentos de origen animal en una dieta y su impacto ambiental, incluidas las emisiones de GEI, el uso de la tierra, el uso del agua, la eutrofización y la biodiversidad", concluye la investigación.
Los autores del trabajo, liderados por el profesor Peter Scarborough, de la Universidad de Oxford, subrayan que "la relación entre el impacto ambiental y el consumo de alimentos de origen animal es clara y deberÃa impulsar la reducción de este último".
Vale recordar que de la evidencia cientÃfica se desprende que la producción de alimentos es en la actualidad responsable de un tercio de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
En España, la relación directa entre el consumo de carne y el cambio climático la expuso en 2021 el ministro de Consumo, Alberto Garzón, quien dejará la polÃtica tras conformarse la nueva legislatura.
En su dÃa, el lÃder de Izquierda Unida pidió a los españoles que cambien la dieta porque "el consumo excesivo de carne perjudica nuestra salud y la del planeta".
Según el último informe "Sostenibilidad del Consumo en España," sobre el impacto ambiental de nuestra vida cotidiana, el consumo de alimentos, principalmente de carne y lácteos, en España representa más de la mitad del impacto ambiental, por delante de los vehÃculos, y se sitúa un 26% por encima de la media de la Unión Europea.
España consume cada año 7 millones de toneladas de carne, que salen del sacrificio de 70 millones de animales (cerdos, vacas, ovejas, cabras, caballos o aves). La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición recomienda un consumo semanal de entre 200 y 500 gramos de carne, mientras que los españoles consumen de media más de un kilo: es decir, entre 2 y 5 veces más de lo que se considera óptimo.
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Garzón fue muy criticado por todo el arco opositor (PP, Vox y Ciudadanos) por aquellos dichos. Algunos dirigentes pidieron su renuncia por lo que consideraron un claro ataque al "campo español".
Los cientÃficos de la Universidad de Oxford avalan la tesis de Garzón -y la del ecologismo-: "Para alimentar a una población mundial en crecimiento y al mismo tiempo permanecer dentro de los lÃmites ambientales seguros propuestos para las emisiones, el uso de la tierra, el uso del agua, la contaminación del agua y la pérdida de biodiversidad, necesitaremos cambios en las dietas", aclara el estudio.
Según esta nueva evidencia cientÃfica, otros medios para reducir el impacto ambiental del sistema alimentario (por ejemplo, avances tecnológicos, cerrar las brechas de rendimiento, reducir el desperdicio de alimentos) "no serán suficientes sin cambios dietéticos importantes".
Textual de la investigación: "Las dietas propuestas para la producción global sostenible de alimentos requieren que la mayorÃa de los paÃses de altos ingresos reduzcan radicalmente el consumo de alimentos de origen animal y converjan en niveles superiores a los que se consumen actualmente en muchos paÃses de bajos ingreso".
Es la primera vez que una trabajo de campo cientÃfico toma dietas de personas reales para entrelazarlas con los métodos de producción. La muestra alcanzó un total de 55 mil dietas, entre veganos, vegetarianos, consumidores de pescado y carne.
Igual de inédito es el análisis que los cientÃficos lograron al cotejar los impactos de cada dieta con otras medidas ambientales, además de las emisiones: uso de la tierra, el uso del agua, la contaminación del agua y la pérdida de hábitat y especies. En todos los casos, la dieta cárnica arrojó daños ambientales mayores que las otras examinada.
"TodavÃa no aceptamos que estemos comiendo una cantidad de carne que es incompatible con nuestros objetivos medioambientales. Por el momento, la conversación no es cómo vamos a hacer esto, sino si es realmente necesario", le dijo Susan Jebb, directora de la Agencia de Normas Alimentarias y cientÃfica nutricional lÃder mundial en Oxford. Universidad, a la BBC sobre el enorme reto que tiene la gobernanza mundial sobre este tema.
"En el caso de la obesidad, la gente sabe que no deberÃa comer pasteles ni galletas. Puede que no quieran oÃrlo, pero saben que es verdad. Con la carne no están del todo convencidos", resumió sobre la dificultad de este desafÃo.
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