
La sequía le va a generar otro dolor de cabeza al Gobierno en una de las materias más sensibles de cara a las elecciones: la inflación de los alimentos. Pedro Sánchez y su equipo daban por hecho que el precio de los productos básicos de una cesta familiar iban a empezar a bajar con la disminución del IPC en las planillas de los últimos meses. Sin embargo, la falta de lluvias que sufre gran parte del campo y la pérdida de muchas cosechas frenará esta caída.
Ese es el escenario que este martes por la mañana proyectó el secretario general de Agricultura y Alimentación, Fernando Miranda, quien participó en la presentación del informe económico de la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas. El Gobierno empieza a atajarse anticipando que el alivio a los bolsillos en lo que respecta a la compra en los supermercados no llegará por culpa de la sequía, un inesperado "cisne negro".
En su último informe de situación, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) puso cifras y números al drama que atraviesan los cultivos de secano. La sequía asfixia ya al 60% del campo español y produce pérdidas irreversibles en más 3,5 millones de hectáreas de cereales de secano.
Según el relevamiento de esta organización, están prácticamente perdidas las cosechas de trigos y cebadas en Andalucía, Extremadura, Castilla La Mancha y Murcia. También en las zonas más áridas de Aragón, Cataluña y Castilla y León. "El resto del cereal va a depender de la climatología de los próximos dos semanas", aclaró Javier Fatás, responsable de COAG, ante la posibilidad de que las pérdidas se extiendan a más regiones.
Miranda explicó que, hasta ahora, España y Europa sufrieron "una inflación de costes de producción", por lo que ante la tendencia positiva de los precios que componen esta cadena (energía, combustibles, materias primas, fertilizantes, etc.) se puede concluir que "se va a trasladar progresivamente a los precios".
Pero con la sequía, el panorama puede cambiar. Al menos en los productos de alimentación que dependen de cosechas que no se exportan. "En la medida que [la sequía] impida una cosecha normalizada, eso nos llevará a que la oferta en determinados productos sea más escasa e impacte en precio", lamentó Miranda.
El funcionario aclaró que habrá que analizar "caso por caso" para dimensionar el impacto de la sequía. Puso el ejemplo de los cítricos, la fruta de hueso y el aceite como productos que pueden encarecerse ante la pérdida de oferta.
"Todo esto tiene un peso por sectores que habrá que sopesar. Estamos en un momento de gran incertidumbre en el que tenemos que evaluar el impacto de la sequía, que ya está teniendo su impacto en producción", reflexionó.
El director general de la FIAB, Mauricio García de Quevedo, se aferró al "nivel de competitividad del sector" como palanca para reducir los costes de producción a los precios, algo que lleva un decalaje porque "hay que dar salida al stock que se ha comprado a ciertos precios".
Para las empresas, la inflación es un "lastre", a diferencia de la imagen que se intenta dar sobre el incremento de los márgenes, según Quevedo.
El crecimiento de la industria española de alimentación retrocedió en 2022 tras varios años avanzando a muy buen ritmo. El volumen de consumo se retrajo un 1,1% hasta los 66.294 millones de euros, según los datos del Informe Económico de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab) con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Según los datos del INE, los precios de los alimentos crecieron en marzo un 16,5% en tasa interanual, una décima menos que en febrero, cuando aumentaron un 16,6%, tasa récord desde 1994.
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