Transición energética

España necesitará 10 placas solares per cápita y un aerogenerador cada mil habitantes para descarbonizar su economía

Es el cálculo que hace el exdirector general de Transición Ecológica de Valencia para lograr, con una reducción del 20% del consumo final de energía, una economía sin combustibles fósiles en 2050.

El reciente informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) confirma que la única manera de evitar un escenario catastrófico para la humanidad es alejarse definitivamente de los combustibles fósiles, impulsar a gran escala las renovables y reducir las emisiones a la mitad en lo que resta de esta década.

El despliegue de la energía verde es una de las principales hojas de ruta del Gobierno de Pedro Sánchez. Y también un foco de fuerte tensión social y territorial por los impactos -productivos, ambientales, culturales- de las grandes instalaciones eólicas y solares en suelo agrícola y forestal.

El Ejecutivo, por lo pronto, rechaza estos cuestionamientos y alardea de las buenas proyecciones de su transición energética. Según la última estimación de Red Eléctrica, las energías renovables podrían alcanzar este año un 50% de la generación eléctrica.

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La previsión fue respaldada por la secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen. "Estamos preparados para descarbonizar nuestra economía", dijo al difundirse este porcentaje. 

Lo cierto es que para abandonar los combustibles fósiles y continuar con un estilo de vida parecido al actual en cuento a producción y consumo, España necesitará llenar -literalmente- su geografía de placas solares y aerogeneradores para 2050.

El experto en energía y exdirector general de Transición Ecológica de Valencia, Pedro Fresco, pone esta titánica misión en cifras: se necesitarán 10 placas fotovoltaicas per cápita y un molino cada mil habitantes para tener en las próximas décadas una economía totalmente descarbonizada.

"El cálculo es consiguiendo bajar el consumo actual de energía final sobre un 20%. Si no somos capaces tendría que ser más reducción o poner otras fuentes de energía", explica Fresco sobre su proyección.

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Sus números -presentados hace poco en un congreso- son los siguientes: se van a requerir 160.000 MW de eólica, lo que arroja 3 MW por aerogenerador, es decir un total de 53.000 aerogeneradores. Y 200.000 MW de fotovoltaica, a 450 W el panel, son 444 millones de placas.

Pedro Fresco, exdirector general de Transición Ecológica de Valencia.

El cálculo es con la población actual (47 millones). Con la proyección a 2050 (52 millones) las cifras bajan, aunque levemente: 8,5 paneles por ciudadano y 980 aerogeneradores cada mil habitantes. 

"En la proyección, al final, cada panel tiene unos W y cada aerogenerador unos MW distintos. Lo importante es la idea de la cantidad de instalaciones que vamos a necesitar", sostiene el experto. 

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Actualmente, España ocupa la segunda posición en Europa, tras Alemania, en potencia instalada renovable y también en potencia instalada eólica. En solar, la península es tercera, después de Alemania y Holanda.

Para abandonar los combustibles fósiles y continuar con un estilo de vida parecido al actual en cuento a producción y consumo, España necesitará llenar -literalmente- su geografía de placas solares y aerogeneradores para 2050

Para los detractores del modelo "tecnologicista" -centrar la transición energética en el reemplazo de los combustibles fósiles por las renovables sin cuestionar lo insostenible del sistema capitalista global-, esta proyección, que contempla una reducción en el consumo energético, da cuenta del "inevitable" decrecimiento material al que se encaminan las economías más desarrolladas. 

Desde hace años, científicos y ecologistas advierten que, inevitablemente, el mundo necesita una "disminución controlada y progresiva de la producción" -pilares opuestos al que se sustenta el actual modelo de acumulación- para enfrentar la "crisis estructural y sistémica" ligada al cambio climático y a los límites de los recursos minerales y energéticos del planeta.

El debate sobre "una transición posterior al crecimiento" aparece, justamente, en los últimos informes del IPCC. No en vano, el concepto de "acuerdo postcrecimiento" es eje principal de la investigación en curso del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) y la Universidad de Lausana (UNIL) de Suiza, que cuenta con financiación de la Unión Europea.

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El término, básicamente, hace referencia a la necesidad de "un nuevo pacto político e institucional entre el gobierno y los ciudadanos", equivalente al del New Deal o al estado de bienestar, pero orientado ahora "a la seguridad del bienestar en una era de estancamiento económico prolongado y de colapso climático"

"La idea es tratar de llevar a la práctica las ideas abstractas del decrecimiento y pensar más concretamente en los metabolismos (flujos de energía y materiales), las políticas, la economía y la política que pueden hacer que el decrecimiento sea real", explica Giorgos Kallis, economista ecológico, licenciado en química y doctor en política ambiental, uno de los autores de esta investigación en curso.