Narcotráfico

Pueblada en Rosario: Vecinos derriban bunkers narcos tras el asesinato sicario de un nene de 11 años

Furiosos por la violencia narco, vecinos del barrio Toba atacaron los kioscos de droga de los sospechosos de matar al nene Máximo Jerez. "Hace 20 años que los venimos denunciando".

Tras el desgarrador velorio de Máximo Jerez, el nene de 11 años asesinado de un tiro en la madrugada del domingo en el barrio Los Pumitas, vecinos irrumpieron en el bunker del presunto asesino lo desvalijaron y derribaron a mazazos, cansados de las balaceras y la violencia que se apoderó del lugar.

"Hace 20 años que venimos denunciado este bunker, nos cansamos de denunciar", contó a las cámaras un vecino indignado por la impunidad con que se manejaba ese aguantadero ubicado en el medio del barrio Los Pumitas, una de las tres comunidades Toba de Rosario, unas cuantas manzanas condenadas al más profundo de los olvidos en el ya deteriorado Empalme Granero, noroeste de la ciudad.

Luego que sicarios abrieran fuego con una ametralladora casera llevándose la vida de Máximo e hirieron a tres de sus primitos de 2, 13 y 14 años que se encuentran en estado reservado en el hospital, los vecinos hicieron estallar la bronca contra los bunkers del barrio cuando la policía y fuerzas especiales se disponían a arrestar a los sospechosos del homicidio.

En ese momento, los vecinos trataron de atacar a los narcos e impedir que la policía se lleve y se desató el infierno y las fuerzas de seguridad respondieron con balas de goma, bastonazos y gases lacrimógenos que terminaron hiriendo hasta al primo y al papá de Máximo.

Los narcos, resistieron a los tiros (de plomo) desde la terraza y así, los vecinos quedaron nuevamente en el medio de todo, rehenes de las circunstancias y ajenos a cualquier respuesta estatal. A cara descubierta, mucho de los residentes del barrio se animaban a hablar a las cámaras y a contar lo que viven día a día.   

 

 Bajo el calor abrasador de la tarde del lunes, cuando los vecinos terminaron de convertir en polvo el bunker frente al cual falleció Máximo cuando festejaba un cumpleaños, la muchedumbre se dirigió hacia otro punto de la zona y arremetieron contra otra vivienda que sería propiedad de la mujer sindicada como la líder del negocio de las drogas en el lugar.

 [Narcoinsurgencia en Rosario: Sicarios amenazan al campeón del mundo: "Messi te estamos esperando"]

Con la diferencia es que en la humilde casa vivía una familia que alquilaba hacía apenas dos meses, contaba la señora a los móviles de Canal 3, mientras miraba pasmada cómo le saqueaban todas sus pertenencias sin saber que la casa pertenecía a un narco.

Todo esto ocurre a dos días del atentado al supermercado del suegro de Messi que tomó relevancia internacional y que dejó un mensaje inquietante con fuerte impacto en la política donde oficialismo y oposición salieron a fijar posición con declaraciones desafortunadas y sobreactuaciones incluidas.

Lo cierto es que la pueblada en Los Pumitas dejó expuesta la cara más cruel del narcomenudeo. Barrios pobres, tomados por bandas de jóvenes armados que trabajan de sicarios improvisados y que dirimen el dominio del territorio con grupos enemigos a los tiros limpio.

Así, la vida de la mayoría de los vecinos, los que salen a buscar el mango todos los días, es solo una cuestión de suerte: "nosotros tenemos que salir a cortar el paso para traer un matecocido con un pedazo de pan a casa y la policía protege a los transa porque les pagan", gritaba un hombre a los medios locales. Este lunes, en Los Pumitas, el hastío le ganó al miedo.