Crisis energética

La alemana BASF anuncia una reducción de operaciones y aviva el fantasma de la desindustrialización en Europa

Las ganancias del gigante químico cayeron en picada en el último balance. La multinacional planea desinvertir por los costes energéticos. Temor en Bruselas por deslocalizaciones a China y Estados Unidos.

La fábrica principal BASF, la industria química más grande del mundo, está ubicada en la ciudad alemana de Ludwigshafen. Se trata del recinto industrial más extenso de toda Europa: tiene una superficie de 10 kilómetros cuadrados, un centro de producción con dos mil edificios, 115 kilómetros de calles, 211 kilómetros y un total de 40 mil empleados.

Este gigante químico empieza a empequeñecer. La crisis energética ha provocado una estrepitosa caída de sus ganancias. Según su último balance, el del tercer trimestre del 2022, la rentabilidad descendió un 27,5% respecto al mismo periodo de 2021.

La producción de la compañía en Europa, principal región de sus negocios, sufrió una contracción del 6,7%. Una caída que contrasta con el aumento del 6,6% en el mismo periodo del año pasado, según sus resultados. 

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Ante estos malos números, la multinacional reconoció que los costes de las plantas europeas deben reducirse "permanentemente" a causa de la triple carga que suponen el lento crecimiento, los elevados costes energéticos y el exceso de regulación.

El gigante químico empieza a empequeñecer. La crisis energética ha provocado una estrepitosa caída de sus ganancias. Según su último balance, el del tercer trimestre del 2022, la rentabilidad descendió un 27,5% respecto al mismo periodo de 2021 

"Estas difíciles condiciones marco en Europa ponen en peligro la competitividad internacional de los productores europeos y nos obligan a adaptar nuestras estructuras de costes lo antes posible y también de forma permanente", admitió, preocupado, el director general, Martin Brudermüller, en un comunicado.

 Martin Brudermüller, CEO de BASF.

El CEO anunció que se reducirán los costes anuales en 500 millones de euros en Europa hasta 2024, incluyendo recortes de empleo. Y dejó la puerta abierta para futuros "recortes estructurales": la firma no descarta mover parte de sus activos a regiones "más competitivas". 

El balance arroja un saldo positivo (mayores ganancias) en Estados Unidos y China. BASF tiene proyectado un complejo químico de 10.000 millones de euros en Zhanjiang, al sur del gigante asiático, que va a funcionar totalmente con energía renovable.

Estas difíciles condiciones marco en Europa ponen en peligro la competitividad internacional de los productores europeos y nos obligan a adaptar nuestras estructuras de costes lo antes posible y también de forma permanente 

El de la multinacional alemana no es un caso aislado. El último balance de la empresa francesa Michelin, especializada en la fabricación de neumáticos, arrojó el mismo resultado: déficit en Europa y superávit en otros mercados.

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Este contraste también los sufre otra alemana, Mercedes Benz. El fabricante de coches admite en sus últimos resultados -presentados este miércoles- que su negocio en Europa se está "debilitando" por la crisis energética. De los 530 mil coches que vendió a nivel global durante el 2022, un 42% de las ventas proceden de China. 

ArcelorMittal, multinacional que semanas atrás anunció en España un ERTE para 8 mil empleados, también está desinvirtiendo en Europa. Recortó la producción de dos fábricas alemanas. Los mejores rendimientos de la firma vienen de Texas a través de su pujante fábrica de hierro caliente.