Gabinete

Nahle dice que AMLO designó al hijo de Encinas sólo para que su padre no deje el Gabinete por la crisis de Ayotzinapa

Dice que Alejandro Junior no tendrá injerencia en las negociaciones con EU. La secretaria de Energía retiene la centralidad. El malestar en Bucareli.

Rocío Nahle retiene la centralidad de la escena en la disputa energética con Estados Unidos en el marco del T-MEC. Durante el fin de semana, la secretaria de Energía precisó en conversaciones reservadas que Alejandro Encinas Nájera, hijo del subsecretario de la Segob Alejandro Encinas, no tendrá peso específico en los páneles de consulta y que fue designado para evitar que su padre deje el cargo por el rumbo del caso Ayotzinapa.

Encinas quiere dejar el Gobierno. Ya entendió que Andrés Manuel López Obrador no jugará a fondo contra altos mandos militares involucrados en la desaparición de los normalistas. El dato está instalado en el arco oficialista. LPO reveló que el PT ya sondeó a Encinas para hacerlo su candidato en Edomex.

El hijo de Encinas tiene experiencia académica y un apellido de peso en el universo de la 4T. Además de una gran habilidad para las relaciones públicas. Fuera de eso, como entiende Nahle, no ha estado involucrado en ninguna negoaciación laboral de peso en la Secretaría del Trabajo ni tiene agenda necesaria para el conflicto que se avecina. 

En la filosofía de Nahle, el hijo de Encinas es un arribista, pero que no dista mucho de Luz María De la Mora: buenos pergaminos académicos pero poca noción política y nulo conocimiento del modelo de negocio energético que López Obrador busca defender frente a Washington.

Esta redacción ya explicó que para Nahle la negociación con EU no puede desprenderse de las elecciones del 2024. Un pronóstico que viene a sugerir que Joe Biden va a retarasar todo lo posible las eventuales sanciones contra México a cambio de que AMLO colabore con el drama migratorio en la frontera sur de EU.

En ese plano de estirar los tiempos al máximo, Nahle está analizando algunos cambios reglamentarios que Washington pueda ver como un gesto de buena fe. El primero tiene que ver con la expedición de permisos en la CRE y el segundo con unos protocolos que le van a facilitar a las empresas extranjeras abandonar con menos burocracia ciertos campos que ganaron en la Reforma Energética pero que no eran lo esperado, fundamentalmente por errores en el centro de datos de Pemex en el sexenio anterior.