Barómetro CIS

Los españoles son reacios a resignar hábitos de consumo para combatir la crisis energética

La mitad de los ciudadanos rechaza, por ejemplo, limitar el uso de los coches a combustión para reducir las emisiones, según el CIS.

Europa se enfrenta a un invierno de racionamientos y austeridad producto de una crisis energética que amenaza su "abundancia", en palabras del presidente francés, Emmanuel Macron. También se enfrenta a un desafío a escala global: reducir de forma drástica las emisiones de CO2 para evitar los efectos devastadores del cambio climático.

Las miradas para sortear esta "doble crisis", que empieza a plantear dilemas de difícil resolución (quemar más carbón ante la escasez de gas, por ejemplo) están puestas en Bruselas y en los distintos gobiernos. 

Sin embargo, poco se habla de los esfuerzos que están dispuestos a hacer los ciudadanos para evitar los "peores escenarios": en lo inmediato, no poder calentar los hogares en días de mucho frío; y en el largo plazo, habitar un planeta muy hostil en términos climático.

A juzgar por el último barómetro del CIS, los españoles son bastantes reacios a resignar hábitos y consumos para enfrentar ambas crisis. En el sondeo de septiembre (muestra de 3.837 entrevistas), el Centro de Investigaciones Sociológicas realizó la siguiente pregunta: ¿Hasta qué punto está de acuerdo con cada una de las siguientes medidas para combatir el cambio climático?

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El interrogante incluyó, por ejemplo, dos de las políticas que el Gobierno decretó para ahorrar el 7% de gas que exige la Unión Europea: el límite del aire acondicionado a una temperatura no inferior a 27 grados en edificios públicos y centros comerciales; y la imposibilidad de subir la calefacción a más de 19 grados en estos mismos establecimientos.

En el primer caso, casi el 40% se mostró poco o nada de acuerdo. En tanto que el 57% avaló la medida. La aceptación social mejoró en lo que respecta a la calefacción: el 66% aprobó esta recorte, mientras que el 30% lo rechazó.

A juzgar por el último barómetro del CIS, los españoles son bastantes reacios a resignar hábitos y consumos para enfrentar ambas crisis

Los "noes" fueron más contundentes en hábitos más domésticos, como, por ejemplo, la utilización de los coches. Ante la pregunta de "limitar la circulación de coches no eléctricos en días determinados en ciudades, el 46% -casi la mitad de los encuestados- se mostró en desacuerdo. Un 25% "poco de acuerdo" y un 21% "nada de acuerdo". 

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Solo uno de cada cuatro españoles avala usar menos su vehículo personal para contaminar menos. Se estima que en España hay alrededor de 24 millones de vehículos con motor a combustión (diésel 14,9 millones y gasolina 9 millones), frente a los 674.000 modelos híbridos o eléctricos, un 2,7% del total.

Porcentajes similares obtuvo el CIS al preguntar por el límite de velocidad. La pregunta del organismo que dirige Félix Tezanos fue la aceptación o rechazo de "reducir la velocidad en carretera a los vehículos para consumir menos".

Solo uno de cada cuatro españoles avala usar menos su vehículo personal para contaminar menos. Se estima que en España hay alrededor de 24 millones de vehículos con motor a combustión (diésel 14,9 millones y gasolina 9 millones), frente a los 674.000 modelos híbridos o eléctricos, un 2,7% del total 

La Agencia Internacional de la Energía estima que la reducción del límite de velocidad en las carreteras de 120 a 110 km/h supondría un ahorro de 430.000 barriles de petróleo diario, unos 157 millones de barriles en los países industrializados y 17.000 millones de euros de ahorro.

Los porcentajes se repitieron: el 46% se mostró en desacuerdo y el 51% observó la medida con buenos ojos. Lo llamativo del cuestionario fue que la gran mayoría -más de un 90%- avaló "incentivar el uso del transporte público". Aunque, por el tenor de las otras respuestas, una mayor inversión de esta red (más y mejores unidades, más frecuencias, etc.) no llevaría a una reducción voluntaria y masiva de los coches personales.  

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Los porcentajes mejoraron de forma considerable en las medidas en las que el Estado "incentiva" o "subvenciona". Ante la posibilidad de "incrementar los subsidios destinados a hogares para mejorar la eficiencia energética (cambio de electrodomésticos, mejoras del aislamiento térmico, etc.)", el 86% aprobó y solo el 11% rechazó.

Guarismos similares obtuvo el CIS al consultar sobre "establecer premios y bonificaciones para las industrias y empresas que reduzcan su consumo energético" (72% vs. 24%).