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El Gobierno apuesta a polarizar con Moyano y el "efecto Correa" para recuperar imagen

Celebran la marcha y el exabrupto del camionero. Preocupación en el PJ "racional". El factor Ecuador.

En el Gobierno están más que satisfechos con el regreso al centro de la escena política de Hugo Moyano. En la Rosada creen que la movilización del 22, la pelea con un sector de la CGT y los dichos sobre el "poco tiempo" que le queda a Macri, le servirán para reinstalar la polarización y recuperar imagen positiva, mientras festejan el efecto de la derrota de Rafael Correa en Ecuador.

Más allá de las críticas públicas de los funcionarios contra el camionero, en la intimidad de la Rosada creen que la realización de la marcha será totalmente funcional a la estrategia de reinstalar la polarización, justo en momentos en que Cristina Kirchner parece haberse corrido de la discusión pública.

Las últimas encuestas coinciden en que la imagen de Macri cayó 10 puntos desde diciembre, afectada por la reforma jubilatoria y el escándalo de Triaca. A eso se sumó en enero un rebrote de la inflación y la aplicación del aumento en las tarifas de transporte, gas y luz. El mejor momento para volver a echar mano de la vieja -pero exitosa- estrategia de Durán Barba.  

Así, ante la falta de una utopía propia que entusiasme, el gobierno parece apelar nuevamente al recurso que tantas satisfacciones le dio: la polarización.

Moyano ayudó al declarar que a Macri "le queda poco tiempo" porque "está fracasando y no tiene respuesta" y coronar la "boutade" con el abrazo que este domingo se dio con Amado Boudou al término de una entrevista televisiva. Ni a Durán Barba se le hubiera ocurrido tanto.

En el oficialismo tienen mediciones que indican que este tipo de declaraciones filo golpistas generan un rechazo aplastante en la sociedad, por lo que no es extraño que hayan salido en fila a cruzarlo, para exprimirle hasta la última gota a la nueva polarización entre lo viejo y lo nuevo que les regala el camionero con sus bravuconadas. 

Esta situación ya es lamentada por el PJ "racional", donde creen que Moyano mordió el anzuelo y cayó en la provocación del oficialismo. Por eso el salteño Urtubey se desmarcó rápidamente y lo acusó de "extorsión"

Según supo LPO, en el peronismo no kirchnerista dicen que están cayendo nuevamente en el escenario que le conviene al oficialismo porque los aleja de la clase media, a la que necesariamente debe seducir para volver a ser gobierno. "La plaza de Moyano es una plaza que seguramente va a estar llena, pero no le suma al peronismo en la recuperación electoral", explicó a LPO un dirigente del sector más racional del PJ.

En esa franja tampoco quieren entusiasmarse demasiado con los últimos traspiés económicos de Macri, que parecen haber envalentonado al kirchnerismo, el massismo y el propio Moyano. El análisis que hacen es que el Gobierno está haciendo el trabajo sucio ahora y el año que viene, el de las elecciones, no deberá aplicar ajustes tarifarios importantes.

Además, creen que el costo político que Macri pagó por la reforma jubilatoria lo saldará con los casi 70 mil millones de pesos extra que tendrá para obras en la provincia de Buenos Aires en 2019. Y recuerdan que en 2017 el Gobierno venía golpeado, pero implementó un shock de obra, aumentó los planes sociales y terminó generando la sensación de que la economía despegaba. Otra estrategia vieja pero exitosa: planchar la economía en los años pares y desempolvar un populismo de emergencia para las elecciones.

Las pintadas del kirchnerismo con el lema de Rodríguez Saá

Esos traspiés económicos son los que entusiasmaron a parte del kirchnerismo, que se enroló en el emblema "Hay 2019", que lanzó en los últimos días el gobernador puntano Alberto Rodríguez Saá. "Apareció en este momento una idea de que Macri tiene asegurada la reelección y que el peronismo va a llevar un candidato testimonial. Pretenden un 2019 sin el peronismo y esa la primera cuestión que tenemos que superar: lo dijimos esta semana y mucha gente empezó a llamar sintiendo alivio, porque hay 2019", declaró el puntano, que encabeza junto a Jorge Capitanich un intento de armado neokirchnerista que trascienda al cristinismo más obsecuente.

En paralelo, también en el massismo se entusiasman con aprovechar el momento de incertidumbre económica. Aunque corrido de la escena pública, en privado Sergio Massa repite que "con el peronismo unido y Cristina en la casa no hay segundo mandato". Un diagnóstico que en parte coincide con el de Rodríguez Saá, aunque que con el "pequeño" detalle del papel de la ex presidenta.

En el massismo y buena parte del peronismo coinciden que el deterioro del gobierno abre un escenario más propicio para el PJ y creen que la solución es una gran PASO con Cristina en un rol secundario.

Sin embargo, no son pocos lo que creen -y temen- que a pesar de las últimas señales que dio, finalmente terminará jugando en un rol preponderante, como hizo siempre. "El problema es que los que plantean la renovación del peronismo juntan tres votos y Cristina con Twitter y Facebook sacó casi los mismos puntos que Cambiemos. Pretenden que se vaya a su casa como si midiera dos puntos", replicaron a LPO desde el kirchnerismo, acaso confirmando los temores.

En definitiva, en el peronismo persiste el escenario de división que desea el Gobierno para caminar tranquilo hacia la reelección.

Massa envía señales de unidad, mientras filtra fotos de sus encuentros con Guiliani.

En las últimas horas, en la Casa Rosada recibieron con satisfacción otra noticia que creen que favorece su estrategia. Se trata de la fuerte derrota que sufrió Rafael Correa en el plebiscito que planteó como una pulseada con el presidente Lenin Moreno. 

El ex mandatario ecuatoriano -que se fue del gobierno con niveles de imagen positiva incluso superiores a los de Cristina- puso en riesgo su futuro político. En el Gobierno argentino dicen que esto confirma que la gente no vota "para atrás" y que ante un escenario de "pasado versus futuro" siempre elige lo segundo. Es lo que volverá a plantear en 2019.