En medio de la incertidumbre desatada por la falta de un candidato que encabece las listas el próximo 28 de junio, el kirchnerismo tiene que luchar ahora contra una especie de traición en algunos distritos bonaerenses en los que depositó su confianza, es decir, invirtió sumas millonarias a cambio de lealtad política-electoral y no recibirá el apoyo que esperaba en los comicios legislativos.

El error del kirchnerismo fue haber pretendido la lealtad de dirigentes ajenos al partido justicialista, algo que ya pagó anteriormente con dirigentes del “radicalismo K”, como el ex intendente de Mar del Plata y actual diputado nacional, Daniel Katz y el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, que abandonaron su relación amigable con el Gobierno y ahora juegan con la oposición.

Como pudo saber La Política Online, en la Casa Rosada están molestos con los dirigentes bonaerenses que aconsejaron a la presidenta invertir en algunos municipios convencidos de que recibirían un inexorable apoyo político a cambio y que por el contrario ahora ven cómo crecen los partidos vecinales en cada distrito, alejados del oficialismo.

El caso más significativo es el de Tres Arroyos, localidad perteneciente a la sexta sección electoral, ya que recibió en las últimas semanas una importante y mediática inversión para obras de parte de Cristina Fernández de Kirchner –que visitó esa ciudad en dos ocasiones consecutivas junto a gran parte de su gabinete y aportó más de 200 millones de pesos–, pero cuyo intendente, de signo vecinalista, ya declaró que no incorporará su espacio a la lista del Frente para la Victoria.

El intendente Carlos Sánchez, calificó como “un disparate” la posibilidad de unirse electoralmente al oficialismo. En el apogeo del kirchnerismo ningún intendente en su sano juicio se habría animado a realizar tal maniobra, a sabiendas de que su municipio tendría los días contados con el Gobierno nacional en contra. Pero la situación actual de la fuerza que lleva seis años en el poder, parece permitir estas movidas inesperadas.

La tortuga

Según fuentes del oficialismo bonaerense de La Política Online, el Gobierno planeaba tener el control de la sexta sección mediante su intermediario y único diputado nacional en esa región, Carlos “Cuto” Moreno, amigo íntimo del matrimonio Kirchner durante sus épocas de militancia en La Plata, allá por los años setenta.

Esas fuentes confesaron a este medio que a “Cuto” Moreno “se le escapó la tortuga” y no sólo no pudo mantener el alineamiento con el Gobierno en su sección, sino que tampoco lo pudo hacer en su propia ciudad –justamente Tres Arroyos– y ahora trascendió que el kirchnerismo podría salir tercero en los comicios de esos 22 distritos, que agrupan más de 500 mil electores.

Lo que según fuentes de este medio planea el kirchnerismo como último recurso en esa sección es una maniobra de dudoso contenido ético: lanzar como primer candidato al intendente de Bahía Blanca, el kirchnerista Cristian Breitenstein, para que una vez electo renuncie a su banca y vuelva a la intendencia bahiense.

El fantasma de Borocotó

Otro de los casos que representa esta situación, que más que traición podría describirse como un desliz de ingenuidad del kirchnerismo, es el del cambiante intendente de Zárate, Osvaldo Cáffaro.

Cáffaro ingresó a la intendencia de su distrito a través de la Coalición Cívica, pero después se convirtió al socialismo K que encabezan hombres como Ariel Basteiro y recibió un gran aporte del Gobierno nacional para obras en su municipio.

Sin embargo, como averiguó La Política Online, Cáffaro ya adelantó que para las elecciones de junio su espacio no se alineará con el kirchnerismo, sino que conformaría una lista vecinal.