Cristina Kirchner luego del cierre de listas de Mendoza cayó en la cuenta de que el peronismo no aceptará mansamente que La Cámpora cope todas las listas de legisladores y echó del Gobierno al histórico operador del PJ, Juan Carlos Mazzón.
El “Chueco” Mazzón ocupaba el cargo de Coordinador de Asuntos Políticos de la Presidencia, aunque en la práctica era el articulador entre los gobernadores y dirigentes del peronismo tradicional con el Gobierno. Fue el secretario legal y Técnico, Carlos Zannini, el encargado de pedirle la renuncia.
Con esta maniobra, Cristina confirma que tomó la decisión de que su proyecto es con La Cámpora y va contra el peronismo si este no lo acepta. La Presidenta quiere que los lugares “entrables” en las listas sean para la organización creada por su hijo Máximo. El objetivo primordial es que tengan fueros para cuando ella ya no esté en el poder y que sean incondicionales para resistir al próximo Gobierno.
El desplazamiento de Mazzón fue una reacción tardía de Cristina ante el cierre de listas de Mendoza, en donde, como explicó LPO, La Cámpora quedó muy debilitada ante la unidad del peronismo tradicional, con el “Chueco”, el gobernador Paco Pérez y el vice Carlos Ciurca a la cabeza.
El peronismo cerró las listas detrás de la fórmula que conforman el senador nacional Adolfo Bermejo y el ministro de Transportes de Paco, Diego Martínez Palau, que se quedaron con la estructura, sepultando las posibilidades de La Cámpora y otras agrupaciones que conforman Unidos y Organizados de mantener los cargos obtenidos en las elecciones del 2011, entre ellos una diputación nacional, tres bancas en la Legislatura y varios concejales, además de cargos puntuales en el Gobierno provincial y en las delegaciones locales del Ejecutivo nacional.
Los “jóvenes” de La Cámpora se durmieron y dejaron todo en manos del diputado nacional Guillermo Carmona, que había hecho alarde de que con Unidos y Organizados derrotaría a los viejos peronistas con el aparato del Gobierno. Pero ninguno de los popes de La Cámpora viajó siquiera a Mendoza y Carmona terminó armando su propia lista de manera inconsulta.
Allí incluyó a los jóvenes K, pero al mismo tiempo les cortó la posibilidad de intercalarse con los candidatos del peronismo tradicional mendocino, el gran ganador de los cierres del lista del sábado pasado.
El peronismo hizo lo previsible: juntó a todo el partido de la provincia a excepción de La Cámpora y se quedaron con la lista que seguramente se impondrá en las PASO de abril.
Enterada de cómo venía el cierre, Cristina habría llamdo a Mazzón ordenándole que diera de baja las listas acordadas y metiera a los camporistas. "Cristina no puedo hacer eso, acá hay un partido y el presidente del partido (el vicegobernador Carlos Ciurca) no va a aceptar desarmar todas las listas", le habría dicho "El Chueco".
En ese momento su suerte estaba echada. Mazzón soportó todos estos años en silencio las permanentes intrigas de Carlos Zannini, el verdadero ideólogo del antiperonismo del cristinismo puro. Muerto Néstor Kirchner, que a su manera se terminaba entendiendo con "El Chueco", Mazzón quedó a la intemperie.
Pero no se trata sólo de afinidades ideológicas. Cristina evaluó que era necesario mandar un mensaje disciplinador fulminante al peronismo, ante el riesgo cierto que lo mismo que ocurrió en Mendoza suceda en el resto de las provincias.
El despido del Chueco fue tomado como una bomba en el peronismo y por estas horas siguen los llamados entre gobernadores, dirigentes y demás. Es que Mazzón fue el ultimo peronista tradicional que quedaba el gobierno.
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Año de la esquizofrenia activaCuenta con ?los chicos?. Julián Álvarez, El Soberbio de Lanús, y De Pedro, El Wado. Con la solvencia intelectual de Alejandro Slokar, un discípulo de Zaffaroni que ya tiene juego propio. Con el audaz Picardi. Y con Juan Martín Mena, hoy promovido en el Servicio de Inteligencia, como consecuencia de los daños producidos por el Efecto Bonadío. Consecuencia superadora, a su vez, del Efecto Campagnoli.
Consecuencias ambos -Campagnoli y Bonadío- de lo mucho que se robó durante el esplendor del kirchnerismo inicial. El origen de la etapa lazarista actual.
Son las facturas atrasadas que llegan por acumulación. Consecuencias de la insaciable desprolijidad del kirchnerismo recaudador. En el estupor de la impunidad.
Facturas que La Doctora se resiste a abonar. Del mismo modo en que se resiste, acaso admirablemente, a matar al muerto. Algo tan beneficioso como imposible.
Los ?pibes? de La Cámpora se durmieron y Cristina evaluó que era necesario mandar un mensaje disciplinador fulminante al peronismo vegetal.
Pasan a ser peronistas a secas. Hasta q un nuevo "ismo" salvador vuelva a aparecer. Y así sigue el corso.
MUCHACHOS, BAJENSE DEL ESTE TREN K.. VA EN LINEA RECTA AL PRECIPICIO, SE QUIEREN IR CON EL?