El diputado kirchnerista y líder de la JP Evita, Leonardo Grosso, expuso las crecientes diferencias en el kirchnerismo por la sucesión de represiones que lanzó el Gobierno nacional en las últimas 48 horas contra trabajadores en conflicto.

Grosso apeló a Twitter para mostrar su indignación por las represiones a los trabajadores de la autopartista Lear y de los talleres ferroviarios Emfer. El diputado eligió centrar sus críticas sobre el secretario de Seguridad, Sergio Berni, aunque es obvio que este cuenta para llevar adelante los operativos con el visto bueno de Cristina Kirchner.

Misma estrategia, utilizó ayer el periodista oficialista Horacio Verbitsky, quien a través del CELS cuestionó el "corrimiento" de la declamada política del kirchnerismo de no "criminalizar" la protesta social.

"Berni debería explicar por qué hace todo lo contrario a lo que hacía Néstor. Es funcional a la oposición. Dos días de represión a obreros y los medios «progres» no dicen nada", escribió Grosso, referente de la JP Evita. 

La indignación de este diputado no es casual. Su base territorial es el municipio de San Martín, donde se ubican los talleres de Emfer cuyos trabajadores fueron brutalmente reprimidos el lunes por la Policía Federal, para despejar el corte que hacían a la General paz.

La lectura que hizo Grosso del conflcito es además especialmente interesante porque expone una de las contradicciones futuras que se intuyen vivirá el kirchnerismo. En la medida que se agrave la recesión que desencadenó el ajuste del ministro de Economía, Axel Kicillof, los medios oficialistas caerán en el absurdo de silenciar el conflicto social para no poner en peligro la pauta publicitaria que les destina la Casa Rosada para financiarlos.

Esto pone en contradicción directa a los movimientos sociales como el Evita con su base política y también con los medios oficialistas que hasta ahora los celebraban. Sorprende en ese sentido por estas horas el resonante silencio de Luis D´Elía sobre las últimas represiones, que en el pasado solía condenar con firmeza.

Sus declaraciones marcan además una nueva escalada en la creciente distancia del Movimiento Evita con el núcleo duro del kirchnerismo, especialmente La Cámpora, que en su alienación total con Cristina no manifiesta nunca una posición propia aún en temas contrariamente opuestos a su declamado compromiso con los social.

De hecho, el Movimiento Evita se negó a acompañar la estrategia de La Cámpora de no apoyar ningún candidato a Presidente hasta que defina Cristina y lanzó al ex canciller Jorge Taiana.

Tensión que Cristina intentó disipar ascendiendo al líder del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, en la burocracia del Ministerio de Agricultura. Maniobra de contención que al parecer no estaría funcionando con la consistencia esperada.

"Acá, en esta Argentina, no se reprime. Nosotros defendemos a los laburantes", advirtió Grosso en su último tuit.