"Hay inexistencia de transporte urbano, en trenes, colectivos y subtes", admitió con resignación esta mañana Jorge Capitanich. Le faltó agregar al jefe de Gabinete que los servicios aéreos de Ezeiza y Aeroparque están casi paralizados por completo, en lo que configura un paro de transporte público inédito en los años de gestión del kirchnerismo.

Las calles casi vacías de la ciudad de Buenos Aires fueron la muestra más elocuente del éxito de la protesta. Aunque algún sindicalista lo comparó con un domingo o un feriado, algunas zonas se veían incluso más desiertas que esos días.

La paralización de los servicios del subte terminó de configurar ese panorama. Aunque ya se venía mencionando con fuerza que la UTA impediría la circulación de los trenes, los metrodelegados –exceptuando los sectores de izquierda- insistían en que el servicio funcionaría.

Pero, según denunció Metrovías, a última hora de anoche los sindicalistas de la UTA empezaron a bloquear las estaciones y llegaron a cortar algunas vías. La empresa canceló los servicios e informó además que sólo había un presentismo del 10 por ciento, con lo cual el efecto del paro también había sido contundente.

En tanto, los metrodelegados denunciaron el accionar de “la patota de la UTA” y reavivaron la interna no sólo con ese gremio sino también con el sector de la izquierda que maneja la línea B. “La empresa Metrovías hizo un lockout patronal y el Gobierno de la Ciudad no garantizó el acceso”, afirmó además Néstor Segovia.

En tanto, ya estaba confirmada la paralización total de colectivos (por la adhesión de la UTA) y trenes (La Fraternidad y señaleros). La concesionaria de las líneas Mitre y San Martín informó que intentó “prestar un servicio de emergencias” pero “no fue posible debido a la adhesión total de los trabajadores, algo que sucedió en todos los ramales.

Finalmente, era prácticamente nula la actividad aérea por la adhesión al paro de los gremios moyanistas Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA) y la Asociación Argentina de Aeronavegantes. En tanto, la Unión del Personal Superior y Profesional de Empresas Aerocomerciales (UPSA) continuaba en conflicto con Intercargo por despidos injustificados.

En Aeroparque, todos los vuelos –nacionales y regionales- fueron cancelados y tampoco estaban previstos arribos. En Ezeiza, sí estaban arribando vuelos internacionales, no así los de cabotaje que fueron cancelados. En tanto, algunos vuelos internacionales podían despegar.

El único servicio de transporte público que funcionaba con cierta normalidad eran los taxis ya que el gremio de Omar Viviani no se adhirió. De todos modos, se veía una gran merma en la Ciudad de Buenos Aires debido a que las estaciones de servicio estaban cerradas. Además, el gremio no representa a la totalidad de los taxistas y muchos pararon por cuenta propia o por temor a incidentes.

“Extorsivo”

El ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, se refirió en duros términos a los referentes sindicales del transporte público y dijo que que "es una vergüenza que no se le dé la posibilidad a la gente de elegir de ir a trabajar o no".

"Este paro no es de los trabajadores que no tienen trabajo. Pregúntenle a los afiliados de Moyano, a Fernández o a Maturano cuánto cobran. Un motorman cobra 25 mil pesos promedio; un señalero gana 20 mil pesos", se quejó en declaraciones a Vorterix.

"Esto no se arregla con un paro extorsivo, los pibes no pueden ir a la escuela y la gente que quiere ir a trabajar no puede", insistió Randazzo, que mantiene una larga pelea con algunos de los gremios del sector como La Fraternidad y la UTA.

"Por supuesto que conmigo no tienen la mejor relación, si nos dejamos llevar por los dirigentes sindicales estamos listos, yo el único interés que tengo es defender a los usuarios del transporte público, no a Maturano o a Fernández", concluyó.