"Es un tema que necesitamos resolverlo sí o sí", afirmó a lPO un importante funcionario porteño que sigue de cerca el proyecto de incineración de basura. Con el Ceamse a punto de colapsar en la Ciudad meditan los pasos a seguir para instalar plantas en territorio porteño. Algo es seguro, la termovalorización sigue adelante más allá de los recortes presupuestarios que Horacio Rodríguez Larreta deberá encarar para 2019.

Los cambios a la ley de Basura Cero fueron frenados por la jueza Elena Liberatori pero el gobierno apeló la decisión y se esperan novedades para después de la feria. La intención del Ejecutivo es avanzar aunque aún no está claro bajo qué modalidad se construirán las plantas.

"Estamos evaluando si va a ser con PPP o con plata de la Ciudad", explicaron a LPO. Los planes prevén dos hornos en la provincia y uno en el distrito capitalino y por eso el gasto estará repartido. Se estima que una planta puede costar entre 400 y 800 millones de dólares.

La crisis económica obliga a que la Ciudad y la Provincia absorban gastos que hasta este año estaban a cargo del gobierno nacional. Pero eso no alterará los planes ejecutivo porteño. "La intención es avanzar una vez que se destrabe la cuestión judicial", dijeron desde Parque Patricios. Aún no está claro donde se instalarán las plantas.

Una de las incógnitas que deberá resolver el Ejecutivo porteño es el precio de la energía que pagará por cada megavatio generado a partir de la incineración de basura. "Tenemos que juntaron con Nación para ver qué tarifa van a ofrecer", señalaron.

Un prestigioso químico inglés advierte: "La termovalorización es costosa y tóxica"

Como explicó LPO idea es transformar el negocio de la basura en un negocio energético, lo que permitiría internacionalizar los jugadores. El estado podría llegar a pagar 150 dólares por cada MW generado a partir de los residuos, casi 3 veces más del precio de la energía eólica. 

De todas maneras antes de pasar a la incineración, la Ciudad deberá reducir la cantidad de residuos que envía al CEAMSE.  Uno de los grandes déficits que tiene actualmente la Ciudad es el fracaso en la política de separación de residuos, que contribuyó al incumplimiento de la Ley de Basura Cero.