El portal de Estados Unidos Politico describe una situación que refleja a la perfección lo que sucede actualmente en la Casa Blanca. El sábado por la noche mientras estallaban las protestas por la orden migratoria de Donald Trump contra ciudadanos de países de Medio Oriente y Africa el jefe de gabinete Reince Priebus estaba cenando en el club Alfalfa (epicentro de los republicanos en Washington) mientras que Steve Bannon estuvo en la Casa Blanca hasta altas horas de la madrugada.

Contradice a Priebus en público, se incorpora al consejo de Seguridad Nacional y se introduce en casi todas las reuniones sin pedir permiso (esto molestó en particular a Ildefonso Guajardo la semana pasada). Bannon se está transformando en la figura más fuerte de una Casa Blanca que todavía no tiene gabinete.

Bannon fue quien desarrolló todo el plan electoral racista, antimexicano, de difusión de mentiras durante la campaña, y cuyo portal Brietbart News publicó, cuando Peña Nieto ganó la elección presidencial, que estaba vinculado al narcotráfico.

En una semana se introdujo en el consejo de seguridad sin tener experiencia alguna en el tema y ya promovió a su segundo Stephen Miller quien fuera su ladero en el portal Breitbart News.

En cambio casi nada se dice de Jared Kushner. El yerno del magnate permanece en un segundo plano. Y esto se está reflejando en la relación con México. Hoy está más condicionada por las ideas de Bannon o los exhabruptos de Kellyane Conway que por el pragmatismo del constructor de Nueva Jersey.

Este es un problema para México puesto que el canciller, Luis Videgaray, apostó fuerte por Kushner y apostó por la idea de que hablar con él era como hablar con Trump. Una construcción que es cada vez más tambaleante.

Con Bannon todo es más difícil porque no es un hombre demasiado sociable, no le interesan las cenas ni aparecer en cámara. No le llama la atención latinoamérica más allá del problema fronterizo (nunca estuvo en México, o al menos eso le dijo a Videgaray) y tampoco es accesible para quienes no forman parte de su entorno. En la primera semana en la Casa Blanca desairó en dos ocasiones a senadores republicanos. Bannon no quiere contacto con el partido.

El costado que podría ofrecer un relativo optimismo al equipo de Videgaray es que a Bannon pareciera no importarle el aspecto comercial. Solo se muestra enfocado en el muro y la deportaciones. Son sus prioridades.