Educación
Regreso a clases: con el método de la "Scaloneta"
Por Victoria Zorraquín
La escuela en argentina pide a gritos un cambio, pero el sistema se vuelve a atar a viejos paradigmas. Necesitamos una política educativa que privilegie el trabajo en equipo en la escuela, como bien lo hizo "la scaloneta". Docentes y directivos necesitan de incentivos para quedarse en la misma escuela y contar con las herramientas que les permita generar equipos propios.

En los próximos días, miles de docentes volverán a sus escuelas para comenzar a planear el año escolar. Aún está muy fresco lo que hizo "la scaloneta" y cuánto podemos aprender de ella para hacer que nuestros alumnos logren más y mejores aprendizajes.

Podemos mirar el año escolar como un campeonato donde para conseguir el objetivo hay que tomar decisiones y realizar acciones consistentes y perdurables que traigan resultados reales en los logros de cada estudiante. La "scaloneta" nos mostró que eso se consigue con constancia, perseverancia y sacrificio.

Sin embargo, nuestra política educativa y el formato de nuestro sistema educativo tiende a atentar contra todo esto. ¿Por qué? Es que docentes y directivos tienen pocos incentivos para quedarse en la misma escuela y no cuentan con herramientas para generar equipos propios.

En estos días de febrero, poder organizar y preparar al equipo que va a guiar a los alumnos a su máximo potencial, es clave. Si el sistema comienza a dar señales de privilegiar el trabajo en equipo, entonces la escuela podría ser estratégica y constante, como nos enseñaron todos los que hicieron posible la copa del mundo. Así, sí vamos a multiplicar los logros de nuestros estudiantes. Si no logramos reaccionar, será un año más, donde muchos docentes comprometidos y apasionados terminan pidiendo licencia porque no logran llegar a fin de año por el agotamiento del peso que soportan.

Esa rotación que genera la ausencia de equipos sólidos es lo que más impacta en nuestros pobres resultados educativos. Como ya ha sido publicado reiteradamente, a nivel nacional, entre 2018 y 2021 el porcentaje de estudiantes de primaria con buenos resultados en Lengua en la evaluación Aprender pasó de 75,3% a 56%. Esa cifra representa una caída de 19,3 puntos porcentuales. En Matemática, en tanto, se registró un retroceso de 2,6 puntos porcentuales: la cifra cayó de 57,4% a 54,8%.

Necesitamos una política educativa que privilegie el trabajo en equipo en la escuela porque le estamos pidiendo demasiado y no le damos las herramientas fundamentales para que logre todo eso que le pedimos.

Además, nuestra selección guiada por su capitán y el cuerpo técnico nos enseñó valores claves que necesitan nuestros alumnos pero que también necesitamos los docentes: el compañerismo, el esfuerzo, la constancia y la resiliencia.

Esto resulta imposible con docentes que rotan entre escuelas y distritos hasta el infinito. Tenemos docentes sobresalientes, que se ponen la camiseta y dejan todo en la cancha, pero no tenemos estatutos ni normativas que privilegien el trabajo en equipo ni el trabajo estratégico a largo plazo ni la constancia dentro de la escuela. Basta con leer estos datos: el 75,4% de los directores de escuelas secundarias estatales son interinos o suplentes, mientras que solo el 21,8% son titulares de su cargo. En las escuelas estatales, el 34,4% de los directores llevan menos de dos años en el cargo. ¿Se puede jugar el campeonato de la "mejora educativa" así, sin saber con qué equipo contás para lograr los objetivos?

La escuela en Argentina pide a gritos un cambio, pero el sistema se vuelve a atar a viejos paradigmas.

Se hacen excelentes programas de actualización para directivos y docentes, pero muchas veces, un día antes de comenzar las clases o cuando ya comenzaron, esos docentes y directivos cambian de escuela. ¿Por qué? Razones varias que nuestras normativas permiten: licencias; falta de titularidad; volver a un cargo anterior, etcétera.

Algo que me dejaba boquiabierta al ver los partidos era que, según la estrategia, el cuerpo técnico cambiaba al equipo y la forma en la que los jugadores iban a atacar o defender. Se pudo ver cómo cada uno de los jugadores asumió su lugar y rol para ir por el claro objetivo de hacer goles.

La escuela argentina necesita eso, un claro objetivo de trabajar por más y mejores aprendizajes en cada estudiante. Eso no se logra con una suma de individualidades, por más que sean todos Messi o De Paul o Di María o Julián Álvarez o quien sea. Se necesita equipo, un equipo que se sienta valorado, que perciba que cada uno es una parte esencial para conseguir que cada estudiante aprenda más y mejor.

Nuestra selección logró ir más allá del fútbol y nos habló de nuestros sueños, de las ganas de superación y, sobre todo, de no darse nunca por vencidos. Nuestra educación necesita eso hoy más que nunca y, ante el inicio de un nuevo año escolar, solo ruego para que trabajemos en serio, aprendiendo de estos gigantes pero humildes jugadores. Que ese trabajo nacional nos lleve a descubrir cuales son las claves para lograr esos sueños y anhelos que tantos miles de alumnos necesitan de nosotros. 

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