Ángel Carromero es la primera víctima del presunto plan de espionaje contra la presidenta de la Comunidad de Madrid. El hombre cercano al alcalde José Luis Martínez-Almeida dejó este jueves su cargo de director general de la Alcaldía tras ser señalado como el cerebro detrás de la operación que denunció Isabel Díaz Ayuso.
El expresidente de Nuevas Generaciones del PP, amigo de Pablo Casado, se vio obligado a dimitir luego de asegurarle a Almeida no estaba involucrado en ningún "tipo de gestión tendente a obtener información sobre Ayuso o sus familiares", como contó el propio alcalde de la capital.
"En el caso de que apareciera un indicio de que hay persona con cargo en Cibeles que ha realizado gestión para obtener esa información, será cesado de forma inmediata de este Ayuntamiento", dijo Almeida, en un intento por despegarse de las acusaciones de Ayuso, y tras negar que no se usaron fondos públicos para contratar a un detective. Sin embargo, la renuncia parece darle la razón a la mandataria madrileña.
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Ayuso reconoció esta mañana que su hermano cobró unos 280.000 euros por un contrato en plena pandemia para la gestión de mascarillas, pero culpó a la dirección nacional del PP, y al mismo Casado, por espiarla. Si bien Casado y García Egea recibieron el respaldo de la mayoría de los dirigentes populares, algunas voces díscolas apoyaron a Ayuso, como la diputada por Barcelona Cayetana Álvarez de Toledo y la expresidenta de Madrid, Esperanza Aguirre.
Cristina Cifuentes, también expresidenta de la Comunidad de Madrid, consideró "tremendamente disparatado y perjudicial" el accionar de Génova "en un momento en el que se acaba de producir una derrota sin paliativos del PSOE en Castilla y León". La diputada popular Pilar Marcos, antigua jefa de gabinete de Álvarez de Toledo, subió a sus redes un mensaje de apoyo: "Yo, con Ayuso".
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Pero uno de los respaldos más importantes de la presidenta de Madrid es el del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, una figura importante del partido. El mandatario de Galicia apuntó que "si hay problemas orgánicos del PP de Madrid y la sede del partido se deben resolver de manera inteligente y no provocando un incendio". Además, tachó de "imperdonable" el espionaje y pidió que los responsables asuman la parte que les toca. Carromero fue el primero en dar el paso.
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