El nuevo gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, que llegó con el apoyo de más de un millón de votos derrocando al peronismo y de la mano de una coalición donde conviven once partidos, tomó posesión del gobierno y dio un discurso que tuvo como eje a los problemas de seguridad que atraviesa Rosario donde se libra una guerra sin cuartel entre las bandas narco.
Para abordar la principal preocupación, el gobernador anunció "medidas excepcionales" a partir del lunes en políticas preventivas. Para ello, aseguró que de manera inmediata comenzarán a patrullar la ciudad de Rosario 180 patrulleros y otros 80 en la capital provincial.
Con ello, buscará que las fuerzas de seguridad aumenten sustancialmente la presencia en las calles, uno de los mayores déficits de la gestión de Perotti cuyos ministros de Seguridad tuvieron serias dificultades para el control político de la policía.
Pullaro, que durante el gobierno de Lifschitz estuvo al frente de la cartera y llegó a conocer a la policía y los resortes de su administración, aseguró que durante su gestión habrá cambios importantes en la fuerza cuyas tropas serán destinadas en su totalidad al trabajo de calle.
A su vez, les envió un mensaje potente: "la policía tiene un arma en la cintura y la van a usar porque es el rol que le da la ley y que la sociedad les encomendó", dijo el flamante mandatario frente a la Legislatura provincial.
En ese sentido, advirtió que tanto la policía como el Servicio Penitenciario van a tener un mando claro y una autoridad fortalecida, "con decisiones y definiciones precisas sobre los objetivos que vamos a perseguir durante los próximos años para enfrentar el delio y crimen organizado.
No es un tema menor, al contrario, una de las dificultades del gobierno de Perotti para bajar los índices delictivos fue precisamente la falta de conducción política de la fuerza. "No vamos a poner excusas ni perder tiempo en diagnósticos", repitió en varias oportunidades Pullaro quien afirmó que, de ahora en más, toda la responsabilidad la tendrá su equipo, aunque advirtió que su mandato asume en un complejo contexto nacional afectado por la inflación, el déficit fiscal y la pobreza.
Prácticamente, Pullaro no hizo alusión al presidente Javier Milei y se limitó a anunciar que iba a defender los intereses de la provincia y abonar el buen diálogo tanto con Nación como con los gobiernos municipales.
Otro párrafo importante de su discurso vinculado directamente con la seguridad fue el cuestionamiento al Poder Judicial. Como adelantó LPO, el gobernador tiene como objetivo el recambio de la Corte Suprema provincial a algo deslizó al respecto:
"La investigación penal se realiza de forma cada vez más atomizada, al punto que la conducción político policial ni el Ministerio Público de la Acusación (fiscales) tienen la posibilidad de definir de manera efectiva una estrategia de persecución penal", dijo en alusión a cómo se abordan las causas.
El pronóstico fue compartido por un importante alcalde de Santa Fe que en diálogo con LPO defendió los dichos de Pullaro respecto a la justicia: "No puede ser que unos diez tipos, que no los conoce nadie y ganan una fortuna condicionen al poder político porque la situación es muy delicada", reflexionó.
"El Poder Judicial acusa un importante grado de atraso en todos sus niveles y el sistema normativo aparece alejado de lo necesario", insistió Pullaro quien adelantó que pondrá a la Legislatura discutir un paquete de leyes para modificar el Código Procesal Penal y la ley de narcomenudeo que le dé al sistema penal provincial la facultad de investigar y juzgar los delitos relacionados a la venta de drogas a menor escala que es el que genera la guerra entre pequeñas bandas que se disputan el territorio para controlar el negocio.
En definitiva, Pullaro les reclamó a sus ministros y funcionarios una dedicación total a la gestión y les prohibió tomarse vacaciones durante el primer año de gobierno. Por otro lado, casi finalizando su discurso, le dedicó unas palabras para desagraviar al ex gobernador socialista Antonio Bonfatti quien no pudo asistir a la Asamblea por un cuadro febril: "fue agraviado por personajes oportunistas", dijo el gobernador en alusión a las versiones que lo vincularon con el narcotráfico.
El radical Maximiliano Pullaro no quiso dilatar su asunción para el día siguiente a la nacional y prefirió convocar a la Asamblea Legislativa el mismo domingo 10 de diciembre tras la toma de mando del presidente Javier Milei. Luego de participar del acto presidencial, Pullaro llegó a la capital santafesina y los protocolos se extendieron hasta cerca de la medianoche.
Con mística radical, el gobernador fue escoltado por banderas rojas y blancas que identificaban a los comités de distintas partes de la provincia. Algunos, llevaban boinas blancas que, junto a las bengalas de humo y la batucada le terminaban de dar la mística al nuevo gobierno radical después de más de seis décadas que no detentaban el poder santafesino.
Entre los invitados más destacados, se notó la presencia de Leandro Santoro, radical kirchnerista que es amigo personal de Pullaro quienes militaron desde muy jóvenes en las filas del alfonsinismo. El gobernador juró por la memoria de Raúl Alfonsín. También acompañaron Martín Lousteau, el cordobés Rodrigo de Loredo y el entrerriano Rogelio Frigerio.
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